PASIONES DE JUVENTUD (2)


Más bien, revistámonos del Señor Jesucristo, y no busquemos satisfacer los deseos de la carne. 

Romanos 13:14 (RVC)


El poder de la fe en Jesucristo y Su Palabra es la forma en que el Espíritu Santo obra en nuestro corazón. 


Nos fortalece para vencer el pecado. Dedicación al Señor es lo que necesito. 

—> Él puede ayudarme.


—Dejamos de ocuparnos de la carne. Nuestra atención es en el Espíritu Santo. 

Porque los que siguen los pasos de la carne fijan su atención en lo que es de la carne, pero los que son del Espíritu, la fijan en lo que es del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 

—Romanos 8:5–6 (RVC)


—Huyendo de la inmoralidad sexual. 

Huyan de la inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, ocurre fuera del cuerpo; pero el que comete inmoralidad sexual peca contra su propio cuerpo. 

—1 Corintios 6:18 (RVC)


—La trampa de la tentación sexual. Su fruto es perder mi alma en el pecado. 

Al contrario, cada uno es tentado cuando se deja llevar y seducir por sus propios malos deseos. El fruto de estos malos deseos, una vez concebidos, es el pecado; y el fruto del pecado, una vez cometido, es la muerte. 

—Santiago 1:14–15 (RVC)


—Decimos "¡NO!" a la tentación sexual. Resistimos al diablo y él huirá. 

Por lo tanto, sométanse a Dios; opongan resistencia al diablo, y él huirá de ustedes. 

—Santiago 4:7 (RVC)


—La Palabra de Dios me ayuda contra la locura del pecado sexual. 

Yo te he buscado de todo corazón; ¡no dejes que me aparte de tus mandamientos! En mi corazón he atesorado tus palabras, para no pecar contra ti. 

—Salmo 119:10–11 (RVC)


—Su Palabra me mantiene cerca de Él. Me permite limpieza y pureza espiritual. 

Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Límpiense las manos, pecadores! Y ustedes, los pusilánimes, ¡purifiquen su corazón! 

—Santiago 4:8 (RVC)


Lleno mi vida de hábitos espirituales, no doy espacio al pecado sexual. Con la dirección de mi Señor. 


Joven, ¿le perteneces a Cristo? Obedeciendo al Evangelio vences a las pasiones de juventud. 

—> Transformados en Su imagen. 


Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por lo tanto, todos nosotros, que miramos la gloria del Señor a cara descubierta, como en un espejo, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 

2 Corintios 3:17–18 (RVC)


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