¿Materialismo?
No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni privé a mi corazón de placer alguno, porque mi corazón se gozaba de todo lo que hacía. Esta fue la recompensa de todas mis fatigas. Miré luego todas las obras de mis manos y el trabajo que me había tomado para hacerlas; y todo era vanidad y aflicción de espíritu, sin provecho bajo el sol. Eclesiastés 2:10–11 (RV 2020) El rey Salomón fue sabio, rico y poderoso. Con la sabiduría dada por Dios él consideró el propósito de la vida, en su esfuerzo por “descubrir en qué consistía el bienestar de los seres humanos y qué es lo que hacían bajo el cielo en los días contados de su vida" (Eclesiastés 2:3). Luego consideré todas las obras que habían hecho mis manos, y el duro trabajo con que me había afanado en hacerlas, ¡y he aquí todo era vanidad y correr tras el viento! No había provecho alguno debajo del sol. Eclesiastés 2:11 (BTX IV) Salomón descubre que complacer los placeres y recompensar sus trabajos no satisfizo su anhelo más profu