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Mostrando las entradas etiquetadas como Fidelidad

Un reino eterno

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  Por tanto, hermanos, procurad mucho más (por buenas obras) fortalecer vuestra vocación y elección, pues al hacerlo, jamás caeréis. De esta manera os será otorgada amplia entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.  2 Pedro 1:10–11 (RV 2020) Mantenerse firme en la fe de Cristo tiene su promesa: “no caer jamás”. Pedro nos enseña de qué manera se nos permite una amplia entrada al reino eterno, por la acción de nuestra fe (por buenas obras); es así como el Señor nos llevará en Su venida, Él es quien nos ayuda y preserva para Su reino eterno. Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas, para que por mí se llevara a cabo la predicación, y que todos los gentiles lo oyeran. Así fui librado de la boca del león. Y el Señor me librará de toda obra mala y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.  2 Timoteo 4:17–18 (RV 2020) El reino eterno abraza a los fieles del AT, al “Israel de Dios” (Gálatas 6:15-16), quienes fueron disting

Ciudadanía celestial

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Pero nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.  Filipenses 3:20 (RV 2020) Un lugar de residencia permanente, de donde esperamos que regrese nuestro Salvador, todo/a cristiano/a fiel espera llegar a su patria celestial (Hebreos 11:16) y mantiene su fidelidad por ser parte del don celestial (Hebreos 6:4); Dios nos da acceso a Su morada eterna, mientras la vida presente es en un reino celestial (Efesios 1:3; 2:5-6; 6:12). Todos estos murieron con esa fe sin haber recibido lo prometido, pero, por fe, lo vieron de lejos, lo creyeron y lo saludaron, pues reconocían que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria, pues si hubieran estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de regresar a ella. Pero anhelaban una patria mejor, esto es, una patria celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse su Dios, y les ha preparado una ciuda

En comunión con Dios

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Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.  2 Corintios 13:14 (RV 2020) Cada cristiano/a fiel puede vivir a diario bajo la Gracia de Dios, gozando de la comunión del Espíritu en Jesucristo. Entonces, ¿por qué no hacerlo, vivir una comunión verdadera con un Dios de Amor y Misericordia, en Su voluntad? Necesitamos dar gracias a Dios porque nos permite ser partícipes de Su Comunión en Cristo. … porque todos sois hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús. Pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.  Gálatas 3:26–28 (RV 2020) Por la fidelidad de Dios tenemos un llamado a tener comunión con Jesucristo (1 Corintios 1:9), participando de este llamado (en la luz de Dios) podemos estar unidos con el Padre, el Hijo y los hermanos en la fe (1 Juan 1:3, 5), y

Nos veremos en el cielo

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  Replicó Jesús: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá eternamente. ¿Crees esto?  Juan 11:25–26 (RV 2020) Si tú eres un/a creyente que vives fiel al Señor, eres humilde, obediente y dócil a la voluntad de Dios, entonces eres un/a candidato/a para la eternidad; y si yo hago los mismos esfuerzos cada día en fidelidad al Padre, es seguro que nos veremos allá en el cielo. Y, si Jesús nos pregunta: ¿Crees esto?, ¿cuál sería tu respuesta? Cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: La muerte ha sido destruida por la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¿Dónde, sepulcro, tu victoria? 1 Corintios 15:54–55 (RV 2020) Sí, un día la muerte será vencida y “destruida por la victoria”, e iremos a la eternidad porque hemos vencido al mundo siendo fieles al Señor (Juan 16:33; Apocalipsis 2:7, 10; 21:7)

Determina tu fidelidad a Dios

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  Si el oro, que es perecedero, se prueba con fuego, cuánto más vuestra fe, que es de más valor, debe ser sometida a prueba. Así, al ser probada, vuestra fe se convertirá en motivo de alabanza, gloria y honra cuando se manifieste Jesucristo.  1 Pedro 1:7 (RV 2020) Es una realidad que Satanás inflige mal en este mundo caído a causa del pecado; es un agente de aflicción para los hombres (Job 1:12-19; 2:4-8; Lucas 13:10-17). El apóstol Pablo llevaba un “aguijón” en su cuerpo, “un ángel de Satanás” que le abofeteaba. Y para que por la grandeza de las revelaciones no me envanezca demasiado, se me clavó un aguijón en mi cuerpo, un ángel de Satanás para que me abofetee. Tres veces he rogado al Señor que me lo quite. Pero él me ha dicho: «Te basta mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad». Por tanto, de buena gana me jactaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo habite en mí.  2 Corintios 12:7–9 (RV 2020) Dios nos permite participar de pruebas, así determina