TOMA LO QUE NECESITAS (I)


Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino. 

Salmo 119:105 (RVR60)


Avanzando cada día, una pregunta sugerente nos define: ¿Cómo estás?  Bien, mal; mejor, peor. ¿Cómo estás hoy?


La Biblia es mi guía perfecta, donde encuentro lo que necesito a diario. 

—> Luz a mi camino: LA PALABRA DE DIOS. 


—Sin esperanza ante la vida presente. 

¿A quién tengo en los cielos? ¡Sólo a ti! 

¡Sin ti, no quiero nada aquí en la tierra! Aunque mi cuerpo y mi corazón desfallecen, tú, Dios mío, eres la roca de mi corazón, ¡eres la herencia que para siempre me ha tocado! 

—Salmo 73:25–26 (RVC)


—Desalentado y solo en circunstancias difíciles. 

Aunque deba yo pasar por el valle más sombrío, no temo sufrir daño alguno, porque tú estás conmigo; con tu vara de pastor me infundes nuevo aliento. 

—Salmo 23:4 (RVC)


—Para una segura y necesaria guía divina. 

Y no obstante, siempre he estado contigo; tú me has tomado de la mano derecha, me has guiado para seguir tu consejo, y al final me recibirás en gloria. 

—Salmo 73:23–24 (RVC)


—Paz en medio de las tempestades. 

Sus discípulos lo despertaron y le dijeron: «¡Señor, sálvanos, que estamos por naufragar!» Él les dijo: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?» Entonces se levantó, reprendió al viento y a las aguas, y sobrevino una calma impresionante. 

—Mateo 8:25–26 (RVC)


—Ansiedad por las preocupaciones. 

No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias, y que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. 

—Filipenses 4:6–7 (RVC)


—Turbado por la falta de seguridad. 

No se turbe su corazón. Ustedes creen en Dios; crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchos aposentos. Si así no fuera, ya les hubiera dicho. Así que voy a preparar lugar para ustedes. 

—Juan 14:1–2 (RVC)


Un corazón humilde ante Su voluntad es lo que Dios espera de mi cada día. 


En esta condición, con el propósito de oír Su Palabra y obedecerla, puedo venir a Él confiado. 

—> Dios es mi seguridad en todo. 


Los sacrificios que tú quieres son el espíritu quebrantado; tú, Dios mío, no desprecias al corazón contrito y humillado. 

Salmo 51:17 (RVC)


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