COMBATE POR MI ALMA


Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe…

1 Pedro 5:8–9 (RVR60)


El diablo, siniestro y malvado; si no puede lastimarte o mutilarte, volverá para intentar destruirte y a todo el que amas.  


Satanás seguirá tentando nuestras almas con impiedad, avaricias y desánimo. 

—> Lucho por mi alma con la ayuda de Dios. 


—Combato la impiedad con piedad. 

Al contrario, vivan una vida completamente santa, porque santo es aquel que los ha llamado. Escrito está: «Sean santos, porque yo soy santo.»

—1 Pedro 1:15–16 (RVC)


—Como hijo de Dios, sigo una vida piadosa. 

Pero tú, hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre. 

—1 Timoteo 6:11 (RVC)


—Combato la avaricia con contentamiento. 

Así que, si tenemos sustento y abrigo, contentémonos con eso. Los que quieren enriquecerse caen en la trampa de la tentación, y en muchas codicias necias y nocivas, que hunden a los hombres en la destrucción y la perdición…

—1 Timoteo 6:8–9 (RVC)


—Lucho a través de disciplinar mi vida. 

Todos los que luchan, se abstienen de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible; pero nosotros, para recibir una corona incorruptible. Así que yo corro y lucho, pero no sin una meta definida; no lo hago como si estuviera golpeando el viento…

—1 Corintios 9:25–26 (RVC)


—Combato la frustración con alabanza, haciendo el bien. 

Por lo tanto, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Jesús, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que confiesen su nombre. No se olviden de hacer bien ni de la ayuda mutua, porque éstos son los sacrificios que agradan a Dios. 

—Hebreos 13:15–16 (RVC)


—Combato  la tristeza con el regocijo y gentileza. 

Regocíjense en el Señor siempre. Y otra vez les digo, ¡regocíjense! Que la gentileza de ustedes sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. 

—Filipenses 4:4–5 (RVC)


En la revelación divina encontramos estrategias para combatir por nuestra fe y la salvación de nuestras almas. 


Combato por mi alma cada día, como hijo obediente, mente preparada para la acción. 

—> Sigo la vida abundante en Cristo. 


Por lo tanto, preparen su mente para la acción, estén atentos y pongan toda su esperanza en la gracia que recibirán cuando Jesucristo sea manifestado. Pórtense como hijos obedientes, y no sigan los dictados de sus anteriores malos deseos, de cuando vivían en la ignorancia. 

1 Pedro 1:13–14 (RVC)


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