VIDAS EN RIESGO
Hechos 15:26 (RVC)
En el NT encontramos historias de hombres arriesgando sus vidas por Cristo.
El Señor pide a cada discípulo dar su vida por completo, para ganar la vida.
—> ¿Le entregaste tu vida a Jesucristo?
—Juan.
Porque nosotros no podemos dejar de hablar acerca de lo que hemos visto y oído. Entonces ellos los dejaron en libertad, no sin antes amenazarlos, pues no hallaron ningún modo de castigarlos.
—Hechos 4:20–21 (RVC)
—Pedro.
Pedro y los apóstoles respondieron:«Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres… así que llamaron a los apóstoles y, después de azotarlos, les advirtieron que no siguieran hablando en el nombre de Jesús y los pusieron en libertad.
—Hechos 5:29, 40 (RVC)
—Esteban.
Dijo entonces: «Veo los cielos abiertos, y que el Hijo del Hombre está a la derecha de Dios.» Pero ellos, lanzando un fuerte grito, se taparon los oídos y arremetieron contra Esteban, y lo sacaron de la ciudad y lo apedrearon. —Hechos 7:56–58 (RVC)
—Pablo.
Mis trabajos son más abundantes; mis azotes, innumerables; mis encarcelamientos, muchos más; muchas veces he estado en peligro de muerte. Cinco veces he recibido de los judíos treinta y nueve azotes; Tres veces he sido azotado con varas; una vez he sido apedreado…
—2 Corintios 11:23–25 (RVC)
—Bernabé.
Pero los judíos instigaron a las mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, para que iniciaran una persecución en contra de Pablo y Bernabé; así que los expulsaron de su territorio.
—Hechos 13:50 (RVC)
—Silas.
Pero al ver sus amos que iban a perder sus ganancias, aprehendieron a Pablo y a Silas, y los presentaron ante las autoridades, en la plaza pública. Después de darles muchos azotes, los arrojaron en la cárcel…
—Hechos 16:19, 23 (RVC)
—Epafrodito.
Pero consideré necesario enviarles a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de lucha… A decir verdad, sí estuvo enfermo y a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él…
—Filipenses 2:25, 27 (RVC)
Los primeros discípulos arriesgaron sus vidas por Cristo. Por llevar el Evangelio.
¿Debemos estar dispuestos a hacer lo mismo? Sí, por amor a nuestro Salvador.
—> Me niego, tomo mi cruz, y sigo a Cristo.
Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.
Marcos 8:34–35 (RVC)
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