PROCLAMACIÓN


Por lo tanto, siempre que coman este pan, y beban esta copa, proclaman la muerte del Señor, 
hasta que él venga. 

1 Corintios 11:26 (RVC)


La Cena del Señor fue instituida por Jesús. Su cuerpo y Su sangre fueron dados por nuestra salvación.


"Predicamos" abiertamente Su muerte al participar de la Cena del Señor cada domingo. 

—> Proclamamos Su muerte hasta Su regreso. 


—Dios nos ama, justifica y salva en la muerte de Cristo. 

Pero Dios muestra su amor por nosotros en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Con mucha más razón, ahora que ya hemos sido justificados en su sangre, seremos salvados del castigo por medio de él. 

—Romanos 5:8–9 (RVC)


—Cristo vive. Y toma Su Cena con nosotros. 

Yo les digo que, desde ahora, no volveré a beber de este fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre.

—Mateo 26:29 (RVC)


—Cristo reina al lado del Padre. 

Puesto que ustedes ya han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Pongan la mira en las cosas del cielo, y no en las de la tierra. 

—Colosenses 3:1–2 (RVC)


—En Su sangre somos participantes de Su reino. 

… y que también nos ha librado del poder de la oscuridad y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de los pecados.

—Colosenses 1:13–14 (RVC)


—Cristo es el Salvador. 

Nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios, y Dios en él. 

—1 Juan 4:14–15 (RVC)


—Jesús regresará por quien espera Su regreso. 

… así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; pero aparecerá por segunda vez, ya sin relación con el pecado, para salvar a los que lo esperan. 

—Hebreos 9:28 (RVC)


—Por Su resurrección vivimos en esperanza viva. 

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por su gran misericordia y mediante la resurreción de Jesucristo nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, para que recibamos una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera. Esta herencia les está reservada en los cielos a ustedes, que por medio de la fe son protegidos por el poder de Dios, para que alcancen la salvación, lista ya para manifestarse cuando llegue el momento final. 

—1 Pedro 1:3–5 (RVC)


El cristiano debe pensar seriamente en estas cosas al comer del pan y beber la copa. 


Considera cuidadosamente la gran proclamación y verdades divinas asociadas con la muerte de Cristo. 

—> Cristo vive, reina, y pronto viene. 


¡Miren! ¡Ya pronto vengo! Y traigo conmigo mi galardón, para recompensar a cada uno conforme a sus acciones. 

Apocalipsis 22:12 (RVC)


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