Una vida miserable

 

Como el seol y el Abadón nunca se sacian, así los ojos del hombre nunca están satisfechos. 

Proverbios 27:20 (RV 2020)

Algunos están atados a sus trabajos por fuerza y deseo de bienes materiales. Sus trabajos tienen prioridad sobre cualquier aspecto de la vida porque quieren más, nunca están satisfechos. 

Un hombre está solo, sin sucesor, sin hijo ni hermano. Nunca cesa de trabajar, sus ojos no se sacian de riquezas, ni se pregunta: «¿Para quién trabajo yo y privo a mi vida de todo bienestar?». También esto es vanidad y duro trabajo.

Eclesiastés 4:8 (RV 2020)

Ambición y avaricia desde la juventud, algunos ni se preocupan por casarse y formar una familia. Y si están casados ​​y tienen hijos, viven esencialmente "sin compañía". No les prestan atención ni pasan tiempo con ellos.

Manda también estas cosas, para que sean irreprochables; porque si alguno no cuida de los suyos, especialmente de los miembros de su casa, niega la fe y es peor que un incrédulo. 

1 Timoteo 5:7–8 (RV 2020)

Las cosas que proporcionan las riquezas están en sí vacías. En avaricias no hay con quien compartir. Todos necesitan más que bienes materiales para vivir satisfechos en sus trabajos. Debemos trabajar por nuestra familia (1 Timoteo 5:8), por nuestro prójimo (Efesios 4:28) y, sobre todo por Dios. 

No os preocupéis, pues, diciendo: «¿Qué comeremos o qué beberemos o qué vestiremos?» porque los gentiles se preocupan por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Buscad primero el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas. 

Mateo 6:31–33 (RV 2020)

Sin un propósito espiritual y un significado mayor (obrar la voluntad de Dios), el trabajo sólo resulta en vanidad; en una vida miserable. Obremos la voluntad de Dios con nuestras vidas, todos podemos hacerlo. 

Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol? Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad. 

Eclesiastés 2:22–23 (RVR60)

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