Dios de misericordias
Nosotros tenemos por dichosos a los que sufren: Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin que le dio el Señor, porque el Señor es todo compasión y misericordia.
Santiago 5:11 (RV 2020)
Los cristianos vivimos con la esperanza de la misericordia de Dios. Sólo la Misericordia divina nos provee la oportunidad de vida. A través de la Biblia Él nos muestra Su justicia, justo juicio, compasión, verdad y misericordia.
Moisés preparó dos tablas de piedra como las primeras, se levantó de mañana y subió al monte Sinaí, como le había mandado el Señor, con las dos tablas de piedra en sus manos. Descendió el Señor en la nube y permaneció allí junto a él; y él proclamó el nombre del Señor. El Señor pasó por delante de él y exclamó: —¡Señor! ¡Señor! Dios fuerte, misericordioso y piadoso; lento para la ira y grande en misericordia y verdad, que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, pero que de ningún modo tendrá por inocente al malvado…
Éxodo 34:4–7 (RV 2020)
En fidelidad, Dios mantuvo Su promesa con la nación de Israel, de ser Su pueblo a pesar del pecado de idolatría en que cayeron. Su misericordia se mantiene a través de Su justicia.
Mas ellos y nuestros padres fueron soberbios, y desoyeron, tercos, tus mandamientos. No quisieron oír, ni se acordaron de las maravillas que con ellos hiciste; se volvieron tercos
y, en su rebelión, pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre. Pero tú eres Dios perdonador, clemente y piadoso,
tardo para la ira y grande en misericordia, pues no los abandonaste.
Nehemías 9:16–17 (RV 2020)
Dios no abandonó a Israel para cumplir Su promesa de un Salvador: Jesucristo. Y Él es quien nos enseña que aún el amor no invalida el cumplimiento de Su Palabra, todo lo contrario; quien ama a Cristo cumple Sus mandamientos.
… todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo concederé, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si pedís algo en mi nombre, yo lo concederé. Si me amáis, cumplid mis mandamientos.
Juan 14:13–15 (RV 2020)
En la vida debemos ser obedientes al Señor (1 Juan 2:3-5) para vivir bajo la misericordia divina, pero nuestra salvación no depende únicamente de nuestra obediencia. Será el resultado activo de Su Misericordia.
Podemos estar seguros de que conocemos a Dios si obedecemos sus mandamientos. El que dice: «Yo lo conozco», pero no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. Pero el que obedece su palabra, en ese verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
1 Juan 2:3–6 (RV 2020)
Dios es rico en misericordia (Efesios 2:4-5) y nos ama. Si estamos dispuestos a arrepentirnos y obedecerle, Él siempre está dispuesto a perdonarnos, y obrar Su Gracia en nosotros a través de Cristo Jesús.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo —es por gracia que sois salvos— y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los cielos con Cristo Jesús, para mostrar en los tiempos venideros las abundantes riquezas de su gracia y su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Efesios 2:4–7 (RV 2020)
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