En Su cuidado
El que habita al abrigo del Altísimo
morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo al Señor: «Esperanza mía y castillo mío;
mi Dios, en quien confiaré».
Salmo 91:1–2 (RV 2020)
¿Dónde o en quién están basadas la confianza y esperanza del hombre? Para muchos el refugio seguro está en sus posesiones, para otros en la capacidad económica; pocos confían y viven en el cuidado de Dios.
Y ciertamente la piedad es un gran negocio cuando uno se contenta con lo que tiene, porque nada hemos traído a este mundo y, sin duda, nada podremos sacar. Así que, si tenemos sustento y abrigo, estemos contentos con eso.
1 Timoteo 6:6–8 (RV 2020)
En este contexto, el apóstol Pablo enseña sobre las posesiones materiales, el contentamiento que deberíamos tener con lo que tenemos y las trampas de desear ser rico (1 Timoteo 6:6-10). Sustento y abrigo provienen de Dios (Mateo 6:33), las posesiones sin entendimiento no permanecen.
No temas cuando se enriquece alguno, cuando aumenta la gloria de su casa, porque cuando muera no se llevará nada, ni descenderá tras él su gloria. Aunque, mientras viva, llame dichosa a su alma y sea alabado porque prospera, entrará en la generación de sus padres, y nunca más verá la luz. El hombre que goza de honores y no entiende, semejante es a las bestias que perecen.
Salmo 49:16–20 (RV 2020)
Como no trajimos nada al mundo y no nos llevaremos nada, entonces las posesiones y el deseo de ellas son una distracción de lo que realmente importa: la salvación del alma. Además, resulta en un mal muy doloroso para el hombre.
Hay un mal doloroso que he visto bajo el sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su propio mal, que se pierden por mal empleadas, y al hijo que ellos engendraron nada le queda en la mano. Desnudo salió del vientre de su madre y así volverá; se irá tal como vino, pues, nada de lo que obtuvo se podrá llevar en su mano. También eso es un gran mal: que tal como vino se haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar en vano? Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho afán, dolor y miseria.
Eclesiastés 5:13–17 (RV 2020)
Trabajamos para proveer materialmente a nuestra familia (1 Timoteo 5:8). Pero nada material dejará este mundo con nosotros, ni sobrevivirá hasta la eternidad (2 Pedro 3:10-12). Lo que teníamos al venir a este mundo era un alma, espíritu y un cuerpo temporal.
Examinadlo todo y retened lo bueno. Apartaos de toda clase de mal. Y que el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, se conserve irreprochable hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que os llama es fiel, y cumplirá su palabra.
1 Tesalonicenses 5:21–24 (RV 2020)
Somos santificados por Dios, irreprochables en Cristo. Él es fiel y cumplirá con Su cuidado, porque el alma sobrevivirá hasta la eternidad (1 Corintios 15:35-49). Sólo Su Palabra obedecida con reverencia puede salvar el alma. Dios cuida de nosotros, no confiamos ni esperamos la seguridad de una vida materialista.
Por esto, mis amados hermanos, sed todos diligentes para oír, pero lentos para hablar y lentos para airarse, porque un hombre airado no es capaz de actuar conforme a la justicia de Dios. Por eso, dejando toda inmundicia y tanta maldad, recibid con docilidad la palabra plantada en vosotros, la cual puede salvar vuestras almas.
Santiago 1:19–21 (RV 2020)
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