Koinōnia (gr) — Comunión
Él os mantendrá firmes hasta el fin, para que seáis irreprensibles el día que nuestro Señor Jesucristo regrese. Fiel es Dios, quien os ha llamado a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro.
1 Corintios 1:8–9 (RV 2020)
Koinōnia (o "felicidad") implica la relación de una persona con Dios. Quien está en comunión con Dios, está en comunión con todos los demás que están verdaderamente en comunión con Él (1 Juan 1:3). El NT se refiere a esto como "la comunión (koinōnia) con Su Hijo" (1 Corintios 1:9) y habla de ello como "la comunión (koinōnia) del Espíritu Santo" (2 Corintios 13:14).
Pido que, por su Espíritu, y conforme a las riquezas de su gloria, os dé el ser fortalecidos con poder en lo más íntimo de vuestro ser; para que por la fe Cristo habite en vuestros corazones, y para que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender, con todos los creyentes, cuán ancho, largo, profundo y alto es el amor de Cristo.
Efesios 3:16–19 (RV 2020)
Se dice que los que están en Cristo son "partícipes (koinōnos) de la naturaleza divina" (2 Pedro 1:4). Los cristianos han recibido las cosas del Espíritu de Dios (1 Corintios 2:10) y Cristo habita en nosotros a través de la fe (Efesios 3:17).
Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y que nuestra comunión sea con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos para que vuestro gozo sea completo.
1 Juan 1:3–4 (RV 2020)
El NT se centra en un vínculo de compañerismo muy específico entre cristianos fieles. Se describe como "felicidad (koinōnia) en el evangelio" (Filipenses 1:4-5). Y el Espíritu Santo nos enseña cómo se produce este vínculo, “para que tú también tengas comunión (koinōnia) con nosotros; y que nuestra comunión (koinōnia) sea con el Padre y con Su Hijo…" (1Juan 1:3). Muestra que "comunión en el Evangelio" es un vínculo espiritual.
Con otras muchas palabras daba testimonio y los exhortaba diciendo: —Poneos a salvo de esta perversa generación. Los que aceptaron su palabra fueron bautizados. Aquel día se añadieron alrededor de tres mil personas. Se mantenían fieles a las enseñanzas de los apóstoles y en la comunión, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Hechos 2:40–42 (RV 2020)
Este vínculo se produce cuando uno acepta el evangelio (creyendo y obedeciendo la doctrina escrita por apóstoles y profetas inspirados como Juan). En el día del Pentecostés, los que se bautizaron "se mantenían fieles a las enseñanzas de los apóstoles y en la comunión (koinōnia)…" (Hechos 2:42).
Amados, yo tenía un gran deseo de escribiros acerca de la salvación que tenemos en común. Pero ahora me veo en la necesidad de escribiros para animaros a que os esforcéis a perseverar en la fe que una vez fue dada a los creyentes.
Judas 3 (RV 2020)
Comunión no se refiere a las funciones sociales como una obra de la iglesia, comer juntos, divertirse, celebrar, etc. La conexión de la palabra comunión con la frase, "la doctrina de los apóstoles" (Hechos 2:42), deduce que la comunión en Cristo implica la participación conjunta en todo el sistema de fe, hacia el propósito compartido de una "salvación común (koinos)" (Judas 3).
No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué tienen en común la justicia con la injusticia? ¿Y qué tienen en común la luz con las tinieblas? ¿Qué armonía puede haber entre Cristo y Belial? ¿O qué tiene en común el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Y vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
2 Corintios 6:14–16 (RV 2020)
Koinōnia no debe existir con aquellos que "caminan en la oscuridad" (1 Juan 1:6) o que practican la "incredulidad" (2 Corintios 6:14). El cristiano no debe tener "compañerismo (koinōnia) con los demonios" (1 Corintios 10:20) ni "compartir (koinōneō) en los pecados de otras personas" (1 Timoteo 5:22).
Fijaos en los israelitas como pueblo: los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar? ¿Qué quiero decir con esto? ¿Que el ídolo es algo, o que lo que se sacrifica a los ídolos es algo? Lo que quiero decir es que aquello que los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios y no a Dios; y no quiero que vosotros tengáis nada que ver con los demonios. No podéis beber al mismo tiempo la copa del Señor y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor y, a la vez, de la mesa de los demonios.
1 Corintios 10:18–21 (RV 2020)
El cristiano necesita ver todas las implicaciones de una comunión espiritual. No está obligado a extenderla a toda “persona religiosa”, en el caos del mundo religioso actual. Se nos dice que al saludar (regocijarse con) a alguien que transgrede (se extravía, no persevera) la doctrina de Cristo, un cristiano "comparte (koinōneō) en sus malas obras" (2 Juan 11). Cuidado.
Cualquiera que se extravía y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ese sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni siquiera lo saludéis, porque el que le saluda participa en sus malas obras.
2 Juan 9–11 (RV 2020)
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