La adoración

 


El diablo le llevó luego a un lugar alto y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra, y le dijo: —Te puedo dar todo el poder y la grandeza de esos reinos, que me ha sido entregada y yo se la doy a quien quiero. Si postrado me adoras, todo será tuyo. Jesús respondió: —Vete de mí, Satanás. Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás. 

Lucas 4:5–8 (RV 2020)


Jesús respondió a Satanás echándolo de su presencia. El enemigo intentaba que Él le adore ofreciéndole los reinos de la tierra y su poder. Jesús enseña aquí lo que significa adoración. 


Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o alguien que carece de toda instrucción, será convencido y juzgado por todos; lo oculto de su corazón se hará manifiesto; y así, se postrará sobre el rostro, adorará a Dios, y declarará que verdaderamente Dios está entre vosotros. 

1 Corintios 14:24–25 (RV 2020)


El oficio del profeta se encarga a cada cristiano, que pueda trasmitir con fidelidad la Palabra de Dios. Así el incrédulo o quien no conoce de Dios puede postrarse ante Él y adorar en la iglesia local; donde Dios está entre nosotros. 


Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos. Os habéis acercado a Dios, Juez de todos, a los espíritus de los justos que han llegado a la perfección, a Jesús, Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel. 

Hebreos 12:22–24 (RV 2020)


Adoramos en la “congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos”, donde adoramos en espíritu y en verdad (Juan 4:23-24). En la iglesia del Señor es donde llevamos gloria a Dios (Efesios 3:21). Donde somos edificados para Su servicio. 


También vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también dice la Escritura:He aquí, pongo en Sion la principal piedra angular, escogida, preciosa; el que crea en él, no será avergonzado. 

1 Pedro 2:5–6 (RV 2020)


Adoración no sólo es el tiempo de adoración como Jesús enseñó (Lucas 4:8), sino también adoramos cuando le servimos en santidad, ofreciendo sacrificios espirituales, comprobando Su voluntad agradable y perfecta. 


Por lo tanto, hermanos, os ruego por la misericordia de Dios que os presentéis vosotros mismos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Ese es vuestro auténtico culto. No os amoldéis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto. 

Romanos 12:1–2 (RV 2020)


Cuando vienes a adorar, ¿qué ves?, hay mucho más involucrado en lo que aprecian nuestros sentidos. No sólo te reúnes con familiares y hermanos en la fe de Jesucristo. Sino que estamos en Su Reino, allí donde le adoramos y le servimos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. 


Así que, puesto que recibimos nosotros un Reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios y agradémosle con temor y reverencia, porque nuestro Dios es fuego consumidor. 

Hebreos 12:28–29 (RV 2020)


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