La salvación de Dios
Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos.
Hechos 4:12 (RV 2020)
Sólo en Jesucristo hay salvación, pero no todos quieren oír para ser salvos. Cuando el apóstol Pablo estuvo preso en Roma, enseñó a los judíos de esa área (Hechos 28:17-23). Algunos fueron persuadidos, otros no.
Y como ya estaban a punto de despedirse y aún no habían llegado a un acuerdo, les dijo: —Bien ha hablado el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías cuando dijo a nuestros padres: Ve a este pueblo y diles: De oído oiréis y no entenderéis; y miraréis y no veréis. El corazón de este pueblo se ha vuelto insensible. Con los oídos oyeron pesadamente y han cerrado sus ojos para no ver con los ojos para no oír con los oídos para no entender con el corazón y se conviertan, y yo los sane. Sabed, pues, que a los gentiles se les envía esta salvación de Dios, y ellos sí oirán.
Hechos 28:25–28 (RV 2020)
Antes de irse, les dijo que tenían un corazón duro (Hechos 28:25-27). Pero que habrían personas que sí oirán el mensaje de salvación: Jesús es el Cristo de Dios, el Salvador del mundo, y por Gracia de Dios no hay otro nombre para salvarnos (Hechos 4:12).
Porque la gracia de Dios ha sido revelada para la salvación de toda la humanidad. Esta gracia nos enseña que, al renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en estos tiempos de manera sobria, justa y piadosamente, mientras aguardamos el feliz cumplimiento de nuestra esperanza y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
Tito 2:11–13 (RV 2020)
Dios pasó por alto los tiempos de ignorancia de Su voluntad, los hombres deben arrepentirse de su vida en el pecado (Hechos 17:30). Borrados nuestros pecados tenemos tiempos de consuelo de parte de Dios.
Pero Dios ha cumplido así lo que había anunciado por medio de todos sus profetas: que su Cristo habría de padecer. Así que arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados, para que vengan tiempos de consuelo procedentes del Señor y os envíe a Cristo Jesús, que ya os fue anunciado.
Hechos 3:18–20 (RV 2020)
Siendo bautizados en Cristo para que nuestros pecados sean lavados, como el apóstol Pablo (aún Saulo de Tarso) obedeció el Evangelio, se bautizó para lavar sus pecados.
Él dijo: «El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad y veas al Justo y oigas la voz de sus labios. Porque vas a ser testigo suyo ante todo el mundo de lo que has visto y oído. Ahora, pues, no pierdas tiempo, bautízate inmediatamente, e invoca su nombre, para que quedes limpio de tus pecados».
Hechos 22:14–16 (RV 2020)
¿Escuchaste la salvación de Dios? Con un corazón humilde debemos oír y obedecer el Evangelio para recibir los beneficios de la salvación de Dios: ser parte de Su reino, ahora y por la eternidad; siendo fieles hasta ese día.
Entonces uno de los ancianos me preguntó: —Estos que están vestidos de túnicas blancas ¿quiénes son y de dónde han venido? Yo le dije: —Señor, tú lo sabes. Él me dijo: —Estos son los que han pasado por la gran tribulación; han lavado sus ropas y las han blanqueado en la sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de Dios y lo sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su protección sobre ellos. Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no les abatirá, ni el calor les afligirá, porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas vivas. Y Dios limpiará toda lágrima de sus ojos.
Apocalipsis 7:13–17 (RV 2020)
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