Mis labores en el Señor
Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
1 Corintios 15:58 (RV 2020)
Necesitamos recordar que la labor en el Señor no es en vano, la recompensa eterna espera a cada uno. Puedo ganar valor y energía para seguir adelante al considerar las pruebas de Cristo. Mis circunstancias de vida ayudan a mostrar mi fe ante Dios, como aquella ¨nube de testigos¨ (Hebreos 12.1)
Por lo tanto, nosotros también, que tenemos a nuestro alrededor tan grande nube de testigos, deshagámonos de todo lastre, y del pecado que nos embauca, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Hagámoslo con los ojos puestos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual para alcanzar el gozo que le era propuesto sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza que debía pasar, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió contra sí mismo tanta hostilidad de parte de los pecadores, para que el cansancio y el desánimo no se apoderen de vosotros.
Hebreos 12:1–3 (RV 2020)
Los hombres de fe no renuncian a su recompensa, sino que usando de paciencia (manteniendo fortaleza ante la adversidad, en el tiempo), van hacia adelante a obtener su recompensa. No están esforzándose por cosas vanas, sino por el beneficio eterno en Cristo.
Algunas veces fuisteis expuestos públicamente a insultos y atropellos, y otras veces llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante: porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, pues sabíais que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos. No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene una gran recompensa, pues os es necesaria la paciencia, para que, por haber hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
Hebreos 10:33–36 (RV 2020)
Jesucristo debe ser mi ejemplo a seguir y quien preserva mi alma en esta vida. Si equivoco el camino puedo ser echado fuera, "expulsado" del reino eterno (Mateo 7:21-23). Dejando de ser apto para servir a Dios, perdiendo mi alma. Él ve mi obrar y ¨pagará a cada cual según sus obras¨.
Si flaqueas en día de adversidad, tu fuerza quedará reducida. Libra a los que son llevados a la muerte, salva a los que tienen su vida en peligro. Porque si dices: «Lo cierto es que no lo supimos», ¿acaso no lo considerará el que juzga los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, y él pagará a cada cual según sus obras.
Proverbios 24:10–12 (RV 2020)
Necesito madurar para no ser esclavo de mis deseos y las tentaciones del pecado (Juan 8:34). No debo flaquear, mostrando que tengo poca fuerza (Proverbios 24:10), un carácter de madurez espiritual me conduce a hacer Su voluntad. No con pereza, sino esforzado por heredar la promesa divina.
Porque Dios es justo y no olvidará vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado en su nombre al haber servido, y seguir sirviendo, a los creyentes. Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre el mismo afán hasta el final, hasta que vuestra esperanza se realice plenamente. No os hagáis perezosos, sino más bien imitad a aquellos que, por la fe y la paciencia, heredan las promesas.
Hebreos 6:10–12 (RV 2020)
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