Obedecer
Podemos estar seguros de que conocemos a Dios si obedecemos sus mandamientos. El que dice: «Yo lo conozco», pero no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él.
1 Juan 2:3–4 (RV 2020)
El mundo religioso actual vive la libertad como casi absoluta. El estar restringidos por reglas es anatema, la obediencia a alguna ley se señala como legalismo y anticristo. Pero, la Biblia enseña repetidamente que obedecer es necesario y que trae bendición.
Esclavos, obedeced a vuestros amos terrenales con respeto y lealtad, con sencillez de vuestro corazón, como quien obedece a Cristo. No solo cuando os ven, como los que quieren agradar a la gente, sino como servidores de Cristo, haciendo de corazón la voluntad de Dios.
Efesios 6:5–6 (RV 2020)
En el trabajo, donde se tienen jefes y órdenes que seguir, tareas que cumplir por un salario. Obedecer y servir como a Cristo es la instrucción apostólica. Provee un corazón que hace la voluntad de Dios. El apóstol Pablo dice que los que sirven deben obedecer.
Servid de buena gana, como quien sirve al Señor y no como para la gente, pues sabéis que el Señor recompensará a cada uno por el bien que haya hecho, sin distinguir entre esclavo o libre. Y vosotros, amos, haced lo mismo con vuestros esclavos. Dejad las amenazas, pues sabéis que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que él no hace acepción de personas.
Efesios 6:7–9 (RV 2020)
El punto es el mismo: sométete a quien tiene autoridad sobre ti. Es lo que agrada a Dios. Él lo anotará en su cuenta y te bendecirá. La recompensa viene del Señor. Para Cristo no hay distinciones, Él recompensa cuando se hace el bien que se espera de todos.
Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, es el primer mandamiento con promesa que dice: para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida sobre la tierra.
Efesios 6:1–3 (RV 2020)
De nuevo, Pablo nota que los hijos deben obedecer a sus padres (Efesios 6:1-3), "porque esto es justo". Hacer lo correcto es siempre una bendición, recibamos o no una recompensa inmediata. Dios es quien bendice. Y uno que obedece al Evangelio se hace un siervo de la justicia.
¿O no sabéis que cuando os ofrecéis vosotros mismos a alguien como siervos para obedecerle, sois siervos de aquel a quien obedecéis, ya sea como siervos del pecado que lleva a la muerte o de la obediencia que lleva a la justicia? Pero gracias a Dios que, aunque erais siervos del pecado, habéis obedecido de corazón al modelo de enseñanza que os transmitieron; y una vez liberados del pecado, llegasteis a ser siervos de la justicia.
Romanos 6:16–18 (RV 2020)
La obediencia a Cristo y a su ley es esencial para la salvación, cuando obedecemos de corazón (Romanos 6:16-17). No es sólo un acto externo, sino humilde sumisión al Salvador, respeto por Su autoridad sobre nuestras vidas. Podemos ser dichosos al ser hacedores de Su Palabra.
Sed hacedores de la palabra y no tan solo oidores, de manera que os engañéis a vosotros mismos. Si alguno es oidor de la palabra pero no la pone por obra, ese es semejante al que se mira la cara en un espejo: se ve a sí mismo, pero tan pronto se va, se olvida de cómo es. Pero el que se fija atentamente en la ley perfecta, la de la libertad, y persevera en ella, y no es un oidor olvidadizo sino que la pone en práctica, será dichoso en lo que hace.
Santiago 1:22–25 (RV 2020)
La obediencia al Señor trae bendiciones, todas las bendiciones espirituales (Efesios 1:3) y muchas terrenales. Vivir según la Palabra de Dios es lo correcto, cuando respetamos Su Palabra el amor de Dios se perfecciona en nosotros. ¡Obedece a la voluntad de Dios!
Pero el que obedece su palabra, en ese verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
1 Juan 2:5–6 (RV 2020)
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