¿Religión aprobada por Dios?

 


Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;  y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Juan 8:31–32 (RVR60)


Dios tiene un estándar de verdad, Su palabra (Juan 17:17). Él la reveló para que el hombre pueda entender y ser libertados del pecado (Efesios 5:3-5; Juan 8:32). Dios nunca enseña dos puntos diferentes sobre algún tema espiritual.


Prosiguiendo el camino, llegaron a un lugar donde había agua y dijo el eunuco: —Aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado? Felipe respondió: —Si crees de todo corazón, puedes. Él respondió: —Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Mandó parar el carro, descendieron ambos al agua y Felipe le bautizó.

Hechos 8:36–38 (RV 2020)


Dios enseña que los creyentes arrepentidos son sujetos de bautismo (Hechos 2:38; 8:36-38). Si entendemos este o cualquier otro tema bíblico de formas contradictorias, no es culpa de Dios, sino del hombre. 


Pero Dios nos las reveló a nosotros por medio del Espíritu, porque el Espíritu lo examina todo, incluso las profundidades de Dios. Porque ¿quién de entre los seres humanos conoce las cuestiones propias del ser humano, sino el espíritu del ser humano que está en él? Del mismo modo, tampoco nadie conoce las cuestiones propias de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado. De estas cosas hablamos, pero no con palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, explicando las cosas espirituales en términos espirituales. 

1 Corintios 2:10–13 (RV 2020)


Dios envió Su palabra como es, e hizo al hombre con la capacidad de comprender Su Palabra. No reveló el Evangelio para desconcertar al hombre y causar confusión (1 Corintios 2:10-13; 14:33). Él lo reveló para salvar a los hombres, a todos de la misma manera (Romanos 1:16).


No todo el que me dice: «¡Señor, Señor!», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre echamos fuera demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros?». Entonces les declararé: «Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí, hacedores de maldad!». 

Mateo 7:21–23 (RV 2020)


Las religiones tienen diversas doctrinas y prácticas. Aún entre los que dicen ser cristianos, hay una variedad interminable de creencias y prácticas. Dios no aprueba nada de esto. Es necesario hacer Su Dios en cada aspecto de nuestra fe, según nos revela Su Palabra. La pura Palabra de Dios une a los hombres en Sus propósitos, Jesús oró por esta unidad.


Pero no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por su palabra para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que me diste para que sean uno, así como nosotros lo somos. Yo en ellos y tú en mí para que sean perfectos en unidad y para que el mundo conozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos como también me has amado a mí. 

Juan 17:20–23 (RV 2020)


Los primeros cristianos lo practicaron (Hechos 2:38-42). Eran "unánimes" y de "un corazón y un alma" (Hechos 2:46; 4:32). La voluntad de Dios para los hombres no ha cambiado desde que fue revelada.


Dios, por su poder, nos ha dado todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia. Por medio de estas cosas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas para que, después de escapar de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos, lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina.

2 Pedro 1:3–4 (RV 2020)


Su voluntad ha sido providencialmente preservado a través de los siglos (2 Pedro 1:3; Judas 3; 1 Pedro 1:22-25). Si los hombres del primer siglo pudieron estar unidos en la verdad, también pueden hacerlo los hombres de hoy. La forma de hacer esto es volviendo al Evangelio. 


A cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgara al cuello una piedra de molino de asno y que se le hundiera en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo por los tropiezos! Es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel por quien viene el tropiezo! Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti: mejor te es entrar en la vida cojo o manco que con dos manos o dos pies ser arrojado en el fuego eterno. Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti: mejor te es entrar con un solo ojo en la vida que con dos ojos ser echado en el infierno de fuego. 

Mateo 18:6–9 (RV 2020)


Dios no aprueba las diversas religiones, ni siquiera las diversas doctrinas de quienes reclaman ser de Cristo. Aquellos que persisten en su propia voluntad y camino, creando confusión y división, perderán su alma (Mateo 7:21-23). También serán responsables de desviar a otros (Mateo 18:6-7).


Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí,  pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos humanos. 

Mateo 15:7–9 (RV 2020)


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