Obedecer el Evangelio
Él, porque así lo quiso, nos dio a conocer el misterio de su voluntad, que de antemano tenía establecido para llevarlo a cabo cuando se cumpliera el tiempo señalado: reunir en Cristo todas las cosas, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra.
Efesios 1:9–10 (RV 2020)
Al obedecer el Evangelio de Jesucristo hacemos la voluntad de Dios. Él dió a conocer lo “que de antemano tenía establecido”, reunir todas las cosas en Cristo. Debes obedecer a Dios; pero no todos lo hacen (Romanos 10:16).
Y haced todo esto conociendo el tiempo en que vivimos, que ya es hora de levantarnos del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos.
Romanos 13:11 (RV 2020)
La salvación que proviene de Cristo te permite levantarte del sueño de esta vida (Efesios 5:14); dando prioridad a la vida verdadera (Juan 1:4). Y esta salvación siempre “está más cerca de nosotros que cuando creímos” (y obedecimos a Dios).
Pero no todos obedecieron al evangelio, pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe proviene del oír, de escuchar la palabra de Dios. Pero yo pregunto: ¿Acaso no han oído? ¡Claro que sí! Por toda la tierra ha salido su anuncio y hasta los límites de la tierra sus palabras.
Romanos 10:16–18 (RV 2020)
Para no ser contado con todos los que no han obedecido, ni con los que no han creído, o quienes dicen que no oyeron (Romanos 10:18); debes escuchar la Palabra de Dios, porque “la fe proviene del oír” (Romanos 10:17).
Pero vosotros debéis comportaros como corresponde a los creyentes; por eso, ni siquiera habléis de inmoralidad sexual ni de ninguna clase de impureza o de avaricia. Tampoco digáis obscenidades, ni tonterías, ni palabras groseras, porque estas cosas no convienen; más bien, dad gracias a Dios. Sabéis muy bien que ningún inmoral o inmundo o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
Efesios 5:3–5 (RV 2020)
Después de obedecer el Evangelio, mi vida en Cristo será “como corresponde a los creyentes”; una vida pecaminosa no “tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios”. Una vida espiritual obediente; no en el sueño de una vida: inmoral o inmunda o de avaricias.
En él también vosotros, que habíais oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habíais creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Este Espíritu es la garantía de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
Efesios 1:13–14 (RV 2020)
En Cristo, según la perfecta voluntad de Dios, podemos oír el Evangelio, creer en él (y proceder a obedecer a Dios), podemos ser sellados con el Espíritu Santo (Efesios 1:13). Para un cristiano(a) su herencia espera en el cielo, “para alabanza de su gloria”.
Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.
Efesios 5:14 (RV 2020)
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