Promesas verdaderas

 


Porque todas las promesas de Dios en él son «sí», y por medio de él nosotros decimos «Amén», para la gloria de Dios.

2 Corintios 1:20 (RV 2020)


En un mundo plagado de mentira y decepciones (por lo tanto un mundo escéptico), es posible que la idea de una promesa verdadera no sea tan fácil de entender ni aceptar. Pero, en Dios todas Sus promesas son sí.


El Señor les dio paz a su alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres, y ninguno de sus enemigos pudo hacerles frente, porque el Señor entregó en sus manos a todos sus enemigos. No faltó ni una palabra de todas las buenas promesas que el Señor había hecho a la casa de Israel. Todo se cumplió. 

Josué 21:44–45 (RV 2020)


A causa de Su promesa de un Salvador, quien vendría a través de Israel, Dios cumplió todas Sus promesas a un pueblo rebelde e infiel; no debemos hacer como hizo Israel, pero podemos admirar la fidelidad de Dios en cumplir.


Pero así como se os ha cumplido toda palabra buena que el Señor, vuestro Dios, ha dicho, así también traerá el Señor sobre vosotros toda palabra mala, hasta borraros de la buena tierra que el Señor, vuestro Dios, os ha dado, si quebrantáis el pacto que el Señor, vuestro Dios, os ha mandado, vais a honrar a dioses ajenos y a inclinaros ante ellos. Entonces la ira del Señor se encenderá contra vosotros y desapareceréis rápidamente de esta buena tierra que él os ha dado. 

Josué 23:15–16 (RV 2020)


Desde el AT y siempre, Dios es Justo y Fiel. Él cumple Sus promesas y nos provee de su instrucción en advertencia, para que Su ira no se encienda sobre los que son Su pueblo. Promesas seguras, pero condicionales a la obediencia.


El Señor no retarda su promesa, tal como algunos piensan, sino que es paciente con nosotros, pues no quiere que ninguno perezca, sino que todos se arrepientan. Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche. En ese día los cielos desaparecerán en medio de un gran estruendo, los elementos del mundo arderán y serán reducidos a cenizas, y la tierra, junto con todo lo que hay en ella, será quemada. 

2 Pedro 3:9–10 (RV 2020)


Pedro nos recuerda que Dios no retarda Sus promesas. Podemos estar seguros de que Dios hará Su parte en que se cumplan. Pero también, todos debemos darnos cuenta de que Sus promesas están condicionadas a tu obediencia.


Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de todo lo que contamine el cuerpo y el espíritu, y perfeccionémonos en la santidad en el temor de Dios. 

2 Corintios 7:1 (RV 2020)


Como una obvia conclusión, el apóstol Pablo nos instruye que por tener tales promesas eternas de parte de Dios (2 Corintios 6:16-18), cada cristiano debe vivir limpio de toda contaminación y además perfeccionarse en santidad.


¡Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida! 

Apocalipsis 2:10 (RV 2020)


Entre todas las promesas que Dios ha dado a Sus hijos, ninguna supera la promesa de una morada eterna en el cielo. Si servir a Dios no nos trae otra recompensa, sólo esta debería hacer que lo amemos y le seamos fieles. ¿No?


Por medio de estas cosas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas para que, después de escapar de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos, lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina. 

2 Pedro 1:4 (RV 2020)


#losolivosiglesiadecristo

#losolivosidc

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sana doctrina apostólica

Feliz cumplimiento de nuestra esperanza

Mi sana comunión con Dios