¿Rompiendo el vínculo de comunión?
Ciertamente, con tu furor somos consumidos y con tu ira somos turbados. Pusiste nuestras maldades delante de ti, nuestros yerros a la luz de tu rostro.
Salmo 90:7–8 (RV 2020)
El pecado rompe los lazos de comunión entre Dios y el hombre. Moisés reconoce esta realidad en su salmo. Isaías habló de las mismas verdades, Dios aborrece esta forma de culto, no soporta a los que vienen a Él en pecado, ni los oye.
Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas
y vuestras fiestas solemnes; son para mí una carga insoportable. Cuando extendáis vuestras manos, yo apartaré mi vista de vosotros; asimismo, cuando multipliquéis la oración, yo no la oiré;
llenas están de sangre vuestras manos.
Isaías 1:14–15 (RV 2020)
Dios no disminuyó Su poder para actuar en relación con la existencia humana, pero Él dejó en claro que no se relaciona con aquellos que obran su iniquidad (injusticia, maldad en acción), por su condición de pecado en la que viven.
No se ha acortado la mano del Señor para salvar, ni se ha endurecido su oído para oír; pero vuestras iniquidades
han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho que oculte de vosotros su rostro
para no oíros.
Isaías 59:1–2 (RV 2020)
El vínculo entre Dios y Su pueblo se restaura y mantiene a través del arrepentimiento, la santificación, el compromiso renovado con Su causa y un código de conducta, condición de vida obediente, que agrada a Dios.
Venid luego, dice el Señor, y discutamos esto: aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si estáis dispuestos a obedecer, comeréis de lo mejor de la tierra; pero si no estáis dispuestos y sois rebeldes, seréis devorados por la espada. La boca del Señor lo ha dicho.
Isaías 1:18–20 (RV 2020)
¿Qué hacemos ahora los que somos el pueblo de Dios del NT? Siguiendo Sus instrucciones nos mantenemos fuera de la condición de vida que se complace en el pecado, no hay acuerdo entre tales personas y nosotros. Dios es mi Padre.
¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Y vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo. Entonces yo os recibiré y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.
2 Corintios 6:16–18 (RV 2020)
Jesucristo, reconciliando a todos con Dios a través de Su sangre derramada (Efesios 2:11-22) nos permite una relación de comunión viva con Él. Y vivir como hijo de luz, soy luz en Cristo. Nadie puede engañarnos para abandonarla.
Nadie os engañe con ideas falsas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los que no lo obedecen. Por tanto no seáis sus cómplices. En otro tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; vivid como hijos de luz, porque el fruto del Espíritu se manifiesta en bondad, justicia y verdad, y comprobad lo que es agradable al Señor.
Efesios 5:6–10 (RV 2020)
Pero, el vínculo de comunión se rompe cuando un hermano peca, si uno causa divisiones contra el Evangelio (Romanos 16:16-20). Cuando uno persigue un estilo de vida pecaminoso. Entonces, ¿cómo mantienes tu vínculo con Dios?
Por carta os he escrito que no os juntéis con los inmorales. No me refiero a que os apartéis del todo de los inmorales de este mundo, o de los avaros, o de los ladrones, o de los idólatras, pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí para que no os juntéis con ninguno que, por más que se llame hermano, sea inmoral, avaro, idólatra, maldiciente, borracho o ladrón; con ese ni siquiera comáis; porque ¿con qué derecho podría yo juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro? A los que están fuera, Dios los juzgará. Así que, expulsad de entre vosotros a ese malvado.
1 Corintios 5:9–13 (RV 2020)
Los lazos de la comunión espiritual se rompen con el pecado y se restauran mediante un arrepentimiento genuino. Debemos meditar a diario sobre nuestra relación con Dios, ¿es viva y verdadera?, ¿o se encuentra fuera de Su voluntad?
Recuerda, por tanto, de dónde has caído, arrepiéntete y vuelve a actuar como al principio. Pues si no, pronto vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar si no te has arrepentido.
Apocalipsis 2:5 (RV 2020)
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