Sorprendente declaración
Entonces les declararé: «Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí, hacedores de maldad!».
Mateo 7:23 (RV 2020)
Dios desea que seamos conformados a la imagen de Su Hijo (Romanos 8:29); cuando participamos de Su reino, siendo cristianos, somos transformados en la imagen del Señor (2 Corintios 3:18).
Por lo tanto, todos nosotros, contemplando a cara descubierta la gloria del Señor, como reflejada en un espejo, somos transformados de gloria en gloria en su misma imagen, por la acción del Espíritu del Señor.
2 Corintios 3:18 (RV 2020)
A través del amor debemos hacer la voluntad divina, porque amamos a Dios (Romanos 8:28). Jesús dice que no todos entrarán “en el reino de los cielos”, sino “el que hace la voluntad de mi Padre” (Mateo 7:21). Usa el amor para lograrlo.
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, es decir, a los que son llamados conforme a su propósito. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Romanos 8:28–29 (RV 2020)
Entonces, la sorprendente declaración de Jesús (Mateo 7:23), puede alarmar a muchos. Nunca te conocí: ni al inicio, ni en el trayecto, ni ahora que pretendes ingresar al reino eterno. Alegatos de profetizar, echar demonios, hacer milagros en Su nombre, no servirán.
No todo el que me dice: «¡Señor, Señor!», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre echamos fuera demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros?».
Mateo 7:21–22 (RV 2020)
Se requiere una vida fiel a Cristo, desde el inicio. El Señor es quien me juzga (1 Corintios 4:4); cuando Él venga “pondrá al descubierto las intenciones del corazón”, y pagará a cada uno según sus hechos.
Porque aunque no tengo mala conciencia de nada, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. Así que no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, quien también iluminará lo que está oculto en la oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones del corazón. Entonces, cada uno recibirá su alabanza de parte de Dios.
1 Corintios 4:4–5 (RV 2020)
Jesús enseña en los evangelios del temor reverente que le debo dar a Dios, en todo (Eclesiastés 12:13); y “cumple sus mandamientos”. Él “juzgará toda acción, incluso las ocultas”; las buenas y también las malas.
El fin de todo el discurso que has oído es: Teme a Dios y cumple sus mandamientos. Eso es el todo del ser humano. Porque Dios juzgará toda acción, incluso las ocultas, sean buenas o malas.
Eclesiastés 12:13–14 (RV 2020)
No deberá sorprender en aquel día que Jesucristo nos desconozca; y nos aparte de Su presencia (Mateo 7:23) por ser “¡hacedores de maldad!”. Dios envió a Jesús en amor por mí, Su Palabra y amor me perfecciona, me da confianza; y logra que “en este mundo nosotros somos como él es”.
La prueba de que el amor se ha perfeccionado en nosotros está en que tenemos plena confianza ante el día del juicio, pues ya en este mundo nosotros somos como él es.
1 Juan 4:17 (RV 2020)
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