Tu manera de pensar
Amados, esta es la segunda carta que os escribo. En ambas he apelado a los recuerdos para despertar en vosotros, vuestra recta manera de pensar, y que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador, dado por vuestros apóstoles.
2 Pedro 3:1–2 (RV 2020)
Pedro se preocupó en sus epístolas de hacernos recordar, tener en memoria los mandamientos de Jesucristo y las palabras de los profetas en el anuncio de Sus apóstoles. Se preocupó de que todos tuviéramos un pensamiento recto.
Él les respondió: —¡Hipócritas! Bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra,
mas su corazón está lejos de mí. Y en vano me honran enseñando como doctrinas mandamientos humanos. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición humana: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber. Y hacéis otras muchas cosas semejantes.
Marcos 7:6–8 (RV 2020)
Un pensamiento recto no obedece a ningún mandamiento de hombre, invalidando el mandamiento de Dios. Ni tiene un corazón lejos de la voluntad de Dios. Jesús reprendió este proceder en los judíos de su tiempo, actuaban mal.
Si enseñas estas cosas a los hermanos, serás un buen ministro de Jesucristo, alimentado con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido. Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad, porque el ejercicio corporal sirve para poco, pero la piedad es útil para todo, pues tiene promesa para esta vida presente y para la venidera.
1 Timoteo 4:6–8 (RV 2020)
En cambio, enseñar y vivir la sana doctrina de los apóstoles me permite ser alimentado con las Palabras de fe que son correctas. Me capacita para ser ejercitado en la piedad, vivir la promesa divina en esta vida y alcanzar el cielo.
La ley del Señor es perfecta: convierte el alma; el testimonio del Señor es fiel:
hace sabio al sencillo. Los mandamientos del Señor son rectos: alegran el corazón; el precepto del Señor es puro: alumbra los ojos. El temor del Señor es limpio: permanece para siempre; los juicios del Señor son verdad: todos justos. Deseables son más que el oro, más que mucho oro refinado; y dulces más que la miel, la que destila del panal.
Salmo 19:7–10 (RV 2020)
Formar mi pensamiento con la ley divina me da los beneficios de una vida que agrada a Dios. Siguiendo la instrucción del Señor podemos vivir confiados, esperando la provisión de Dios porque “hacemos las cosas que le agradan”.
Amados, si nuestro corazón no nos reprende, es porque tenemos confianza en Dios; y todo lo que le pidamos lo recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que le agradan. Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.
1 Juan 3:21–23 (RV 2020)
Como un buen soldado, atleta y obrero del campo debo esforzarme cada día, mientras sigo las instrucciones de Cristo. Él me da entendimiento y permite comprender Sus enseñanzas, no debo olvidar a mi Señor, ni alejarme de Él.
Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, ya que tiene que agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El labrador para recibir de los frutos debe trabajar primero. Comprende lo que digo, que el Señor te dará entendimiento en todo. Acuérdate de Jesucristo, descendiente de David, que resucitó de los muertos, conforme a mi evangelio…
2 Timoteo 2:4–8 (RV 2020)
Conforme al mensaje del Evangelio y la sana doctrina de los apóstoles, todo(a) cristiano(a) debe construir su manera de pensar. Siguiendo lo que agrada al Padre y enseña nuestro Señor. No niños sino maduros, de un recto pensamiento.
Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar. Sed niños en cuanto a la malicia pero maduros en cuanto al modo de pensar.
1 Corintios 14:20 (RV 2020)
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