Viviendo en Él
Por tanto, ya que habéis creído en el Señor Jesucristo, vivid en él, arraigados y sobreedificados en él; reafirmados en la fe, tal como habéis aprendido, creciendo en ella con acción de gracias.
Colosenses 2:6–7 (RV 2020)
La fe que es fuerte se construye con aprendizaje, se va creciendo en ella mientras damos gracias a Dios por el Señor. Esta es la manera cómo debo vivir mi fe en Jesucristo; con fuertes raíces y edificado con firmeza, fiel a Él.
Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos; la diestra del Señor hace proezas. La diestra del Señor es sublime; la diestra del Señor hace proezas. ¡No moriré, sino que viviré
y contaré las obras del Señor! Me castigó con dureza el Señor, pero no me entregó a la muerte.
Salmo 118:15–18 (RV 2020)
La instrucción divina nos brinda la confianza y seguridad de no caer, “la diestra del Señor hace proezas” en medio de los justos. Aún en tiempo de batallas Él se encuentra con nosotros, viviré y cantaré de Sus obras en mí.
No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene una gran recompensa, pues os es necesaria la paciencia, para que, por haber hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poco y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; pero si retrocede, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que, por fe, alcanzan la salvación.
Hebreos 10:35–39 (RV 2020)
Todo cristiano fiel haciendo la voluntad de Dios tiene recompensa. Su promesa espera por mí si no retrocedo, si vivo en Cristo con mi fe en acción, y por ella (con Su ayuda) alcanzo Su salvación con paciencia. ¿Tú vives en Jesucristo?
Porque el amor de Cristo nos apremia, al pensar que, si uno murió por todos, entonces todos murieron; y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. De manera que, de aquí en adelante, nosotros no conocemos a nadie desde el punto de vista humano; y si aun conocimos a Cristo desde el punto de vista humano, ya no lo conocemos así. De modo que el que está en Cristo, es una nueva criatura: las cosas viejas pasaron, y ahora todo es hecho nuevo.
2 Corintios 5:14–17 (RV 2020)
El amor de Cristo por nosotros lo llevó a la muerte, ya no vivo para mí sino para Él. Esta realidad debe ser una parte activa en mi vida, la realización de Su amor en mí. Me hizo nueva creación, atrás quedó lo viejo, todo es nuevo en Él.
Porque si hemos sido plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección. Sabemos que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, y que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto ha sido liberado del pecado.
Romanos 6:5–7 (RV 2020)
Libres del pecado en la semejanza de Su muerte (cuando soy sepultado con Cristo, en el bautismo), porque fuimos “plantados” con Él. Crucificado con Cristo para muerte del pecado en mi vida, ya no sirvo al pecado, soy libre.
Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre, pero el inteligente sabe alcanzarlo. Son muchos los que proclaman su propia bondad, pero ¿quién hallará una persona de fiar? Camina en su integridad el justo y sus hijos son dichosos después de él.
Proverbios 20:5–7 (RV 2020)
Inteligencia y sabiduría me permiten que pueda ser instruido en el consejo divino. Las apariencias y el auto engaño no pueden dar seguridad ni confianza real, pero caminar (vivir) en la integridad de una vida guiada por Dios trae bendición.
El Señor te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma y dará vigor a tus huesos. Serás como un huerto de riego, como un manantial cuyas aguas nunca se agotan.
Isaías 58:11 (RV 2020)
Al cumplir Su voluntad, Su instrucción, Él promete estar a mi lado saciando mi alma y dando vigor (fuerzas) a mi vida. El tiempo pasa, todas las condiciones cambian, pero al creer y vivir en Cristo, soy un continuo manantial de vida en Él.
El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús, se puso en pie y alzó la voz diciendo: —Si alguien tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva.
Juan 7:37–38 (RV 2020)
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