Bendiciones que trae la obediencia

 


… elegidos según el propósito de Dios Padre y santificados por el Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser purificados con su sangre: Gracia y paz os sean multiplicadas. 

1 Pedro 1:2 (RV 2020)


El mundo religioso de hoy goza de una “libertad” casi absoluta. Ser restringidos por reglas es “anatema”, el llamado a la obediencia se acusa como legalismo y “anticristo”. Aún así, la Biblia enseña que obedecer es necesaria, y una bendición.


¿O no sabéis que cuando os ofrecéis vosotros mismos a alguien como siervos para obedecerle, sois siervos de aquel a quien obedecéis, ya sea como siervos del pecado que lleva a la muerte o de la obediencia que lleva a la justicia? Pero gracias a Dios que, aunque erais siervos del pecado, habéis obedecido de corazón al modelo de enseñanza que os transmitieron; y una vez liberados del pecado, llegasteis a ser siervos de la justicia. 

Romanos 6:16–18 (RV 2020)


La obediencia a Cristo, a su ley, es algo esencial para la salvación y la redención eterna. Pero, todos deben obedecer de corazón el Evangelio, con una humilde sumisión al Salvador; y siendo libres del pecado, somos siervos de la justicia.


Obedeced a vuestros pastores y someteos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas como quienes han de dar cuenta, para que lo hagan con alegría, sin quejarse, porque esto no os traería ningún provecho. Orad por nosotros, que estamos convencidos de tener limpia nuestra conciencia, ya que deseamos conducirnos bien en todo. 

Hebreos 13:17–18 (RV 2020)


En la iglesia local se requiere sumisa obediencia a quienes velan por las almas: ancianos, pastores y obispos; funciones de servicio en el liderazgo espiritual, por varones maduros y calificados bíblicamente (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9)


Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, es el primer mandamiento con promesa que dice: para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida sobre la tierra.  

Efesios 6:1–3 (RV 2020)


En el hogar, los hijos deben obediencia a sus padres, con la bendición de hacer lo que es justo a los ojos de Dios; por ello nos da Su promesa: “para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida”, una vida satisfactoria y con propósito justo.


Esclavos, obedeced a vuestros amos terrenales con respeto y lealtad, con sencillez de vuestro corazón, como quien obedece a Cristo. No solo cuando os ven, como los que quieren agradar a la gente, sino como servidores de Cristo, haciendo de corazón la voluntad de Dios. Servid de buena gana, como quien sirve al Señor y no como para la gente, pues sabéis que el Señor recompensará a cada uno por el bien que haya hecho, sin distinguir entre esclavo o libre. 

Efesios 6:5–8 (RV 2020)


En el primer siglo “los siervos deben obedecer a sus amos”, hoy debería decirse: "empleados obedezcan a sus empleadores". Te sometes a quien tiene autoridad sobre ti, eso agrada a Dios; Él lo anota en su cuenta y te bendecirá.


Recuérdales que se sometan a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a hacer el bien. Que no hablen mal de nadie, que no sean pendencieros, sino amables; que traten a todos con plena humildad. Nosotros también éramos en otro tiempo insensatos y rebeldes; andábamos extraviados, éramos esclavos de toda clase de pasiones y placeres. Vivíamos en la maldad y la envidia, siendo odiados de todos y odiándonos unos a otros.

Tito 3:1–3 (RV 2020)


En la vida civil, obedientes a las autoridades, dispuestos a hacer el bien (para todos y por todos); no hablando mal de nadie “sino amables”, tratando a todos “con plena humildad”. Porque hoy un(a) cristiano(a) sirve así a Jesucristo.


Y, aunque era Hijo, a través del sufrimiento aprendió lo que es la obediencia. Y después de haber alcanzado la perfección, llegó a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen… 

Hebreos 5:8–9 (RV 2020)


Personas religiosas concordarán con los puntos anteriores, pero no en este. Dicen que la obediencia es un “intento de ganar la salvación”; condenan la idea de obedecer al Evangelio. Jesús, quien obedeció al Padre, salva a quien le obedece.


Si alguno es oidor de la palabra pero no la pone por obra, ese es semejante al que se mira la cara en un espejo: se ve a sí mismo, pero tan pronto se va, se olvida de cómo es. Pero el que se fija atentamente en la ley perfecta, la de la libertad, y persevera en ella, y no es un oidor olvidadizo sino que la pone en práctica, será dichoso en lo que hace. 

Santiago 1:23–25 (RV 2020)


¿Soy hacedor y no solamente oidor de la Palabra? (Santiago 1:22), si es así, aprenderé que la obediencia al Señor trae todas las bendiciones espirituales en Cristo (Efesios 1:3). Si respetas la Palabra de Dios verás la bendición de obedecer a Jesucristo.


Ya es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? 

1 Pedro 4:17 (RV 2020)


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