Cena del Señor, un mensaje poderoso
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?
1 Corintios 10:16 (RV 2020)
La Cena del Señor tiene un mensaje poderoso, de parte de Dios para sus hijos(as). Entramos en comunión con Cristo, en Su sangre y en Su cuerpo por lo que representa el pan y el jugo de uva. Recordando Su muerte y resurrección.
Mientras comían, tomó Jesús el pan, lo bendijo, lo partió y dio a sus discípulos diciendo: —Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa y habiendo dado gracias, se la pasó diciendo: —Bebed de ella todos, porque esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada para perdón de los pecados. Os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
Mateo 26:26–29 (RV 2020)
El Reino de Cristo se ha establecido. La Cena del Señor debía celebrarse en el reino de Dios (Mt. 26:29; Lc. 22:29-30), la iglesia en Corinto celebró la Cena del Señor (1 Co. 11:23-34; 10:16); entonces, el reino es la iglesia y está establecido.
Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y después de dar gracias, lo partió, y dijo: «Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí». Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebáis, en memoria de mí». Así pues, todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
1 Corintios 11:23–26 (RV 2020)
Anunciamos la muerte de Jesús (1 Co. 11:26). Cristo murió por los pecadores, muestra del amor de Dios (Ro. 5:7-8). Su muerte significa que podemos alcanzar salvación, que siempre tengamos vida con Él (1 Tes. 5:9-10) !Gracias a Dios¡
Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y les dio, diciendo: —Tomad, esto es mi cuerpo. Después tomó la copa y, habiendo dado gracias, se la dio también y bebieron de ella todos. Y les dijo: —Esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada. Os aseguro que no beberé más del fruto de la vid hasta el día aquel en que lo beba nuevo en el reino de Dios.
Marcos 14:22–25 (RV 2020)
El Nuevo Testamento entró en vigencia cuando Cristo murió en la cruz (Heb. 9:15-17). El primer pacto (AT) se dió por viejo y próximo a desaparecer (Heb. 8:7-13). El nuevo pacto (NT) ha sido establecido en Su muerte (Mt. 26:28; Lc. 22:20).
Por eso, Cristo es mediador de un nuevo pacto. Con su muerte ha obtenido la liberación de los pecados cometidos bajo el primer pacto, haciendo posible que los llamados reciban la herencia eterna que les ha sido prometida. Para que un testamento se haga efectivo, es necesario que se compruebe la muerte del testador, pues el testamento solo entra en vigor cuando muere el que lo hizo, y no es válido mientras el testador esté vivo.
Hebreos 9:15–17 (RV 2020)
La cena del Señor es un memorial, del sacrificio de Jesús por nosotros (1 Co. 11:24-25). Debemos estar unidos (1 Co. 10:16-17; 12:20), somos un cuerpo en Él, y Su cuerpo es la iglesia (Col. 1:24), Él nos manda esforzarnos por la unidad (Ef. 4:3).
Cuando llegó la hora, Jesús se sentó a la mesa, y los apóstoles con él. Entonces les dijo: —¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua antes de padecer! Porque os digo que no volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios. Y tomó una copa, y habiendo dado gracias, dijo: —Tomad esto y repartidlo entre vosotros, porque os digo que no beberé más del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios. También tomó el pan y habiendo dado gracias lo partió y se lo dio diciendo: —Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado. Haced esto en memoria de mí. De igual manera, después de haber cenado, tomó la copa, diciendo: —Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama. Pero la mano de aquel que va a traicionarme está sobre esta mesa, conmigo.
Lucas 22:14–21 (RV 2020)
Necesitas un auto examen, un inventario de tu vida al participar de la Cena del Señor (1 Co. 11:28; 2 Co. 13:5); no debes tomar la Cena indignamente, y entender el significado de Su comunión. Probarte que estás firme en la fe de Jesucristo.
Y si bien es cierto que fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Y también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros. Examinaos a vosotros mismos, si estáis firmes en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos? ¿No sabéis que Jesucristo está en vosotros? ¡A menos que no paséis la prueba!
2 Corintios 13:4–5 (RV 2020)
Por supuesto, la Cena del Señor nos dice mucho, debemos creer su mensaje. Un día Cristo vendrá de nuevo (1 Co. 11:26), nos prometió volver (Jn. 14:1-3), y su venida será inesperada (2 Pe. 3:10). ¿Te encuentras listo(a) para ir a la eternidad con Él? ¡El Señor viene! —¡Maranata!
Así pues, todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
1 Corintios 11:26 (RV 2020)
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