El autoengaño

 


El que se cree ser algo, aunque no es nada, a sí mismo se engaña.

Gálatas 6:3 (RV 2020)


Durante el crecimiento personal a veces tenemos expectativas, inalcanzables en realidad; pero vamos por esa vía consciente y decididamente. Es bueno soñar y alcanzar sueños; siempre que examine no estar engañándome a mí mismo(a).


Así que, cada uno examine su propia conducta y entonces tendrá motivo de jactarse, pero solo respecto de sí mismo y no por otro; porque cada uno asumirá su propia responsabilidad. 

Gálatas 6:4–5 (RV 2020)


En mi vida espiritual debo tener cuidado de obrar la voluntad divina, mientras soy consciente de mi “propia conducta”; así podré estar orgulloso(a) de mi avance personal en Cristo. Pablo instruye que la responsabilidad espiritual es personal.


Ahora está turbada mi alma. ¿Voy a decir: Padre, sálvame de esta tribulación? Pero si precisamente he venido para vivir esta hora. Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: —Lo he glorificado y lo glorificaré otra vez. 

Juan 12:27–28 (RV 2020)


Jesucristo vino a tener vida física con el propósito de cumplir la voluntad del Padre; y aunque sufrió en su condición humana por lograrlo Él dijo “si precisamente he venido para vivir esta hora”. Su deseo era llevar gloria a Dios con Su vida.


Hermanos, sed imitadores de mí y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros. Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo. El fin de ellos será la perdición. Su dios es el vientre, su orgullo es aquello que debería avergonzarlos, y solo piensan en lo terrenal. 

Filipenses 3:17–19 (RV 2020)


Y, ¿cuál es nuestro propósito en la vida?, ¿imito el ejemplo espiritual santo?, ¿o sigo a esos muchos “que son enemigos de la Cruz de Cristo”?, que “solo piensan en lo terrenal”, orgullosos, sin vergüenza tras sus deseos; y son auto engañados.


No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen y donde los ladrones entran y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido destruyen y donde los ladrones no entran ni hurtan, porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. 

Mateo 6:19–21 (RV 2020)


Jesús enseñó que no demos hacernos “tesoros en la tierra”, sino en el cielo, y explicó “porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. ¿Mi corazón está en el cielo con Dios, o aquí con la vida material y engañosa?


Los pensamientos de los justos son rectitud; los consejos de los malvados son engaño. Las palabras de los malvados son como emboscadas para derramar sangre, pero a los rectos los libra su propia boca. Dios trastorna a los malvados y dejan de existir, pero la casa de los justos permanece firme. 

Proverbios 12:5–7 (RV 2020)


Justicia y rectitud, pensamientos y conducta de los justos (obrando la justicia divina); emboscadas y trastorno, palabras y fin de los malvados (quienes no obran la voluntad de Dios). ¿En qué vía va nuestra vida? Que no te engañen.


No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, como son las pasiones carnales, los deseos impuros que entran por los ojos y la arrogancia de vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 

1 Juan 2:15–16 (RV 2020)


Si, son buenas las expectativas y cumplir los sueños personales, pero que nada de eso te impida una relación correcta con Dios a través de Cristo; no ames al mundo, sino al Padre celestial. Todo pasa en la vida física, sólo Dios te provee la vida eterna en Jesucristo.


Y el mundo y sus pasiones pasan, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 

1 Juan 2:17 (RV 2020)


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