Presunción de hablar por Dios

 

Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás. 

Deuteronomio 12:32 (RV 2020)

Dios dejó claro que en cuanto a sus palabras Su pueblo debía cuidarse de hacer todo Su mandato, sin cambios. Hoy, los grupos religiosos mienten al decir que hablan por Dios, sus doctrinas demuestran que no hacen lo que Él mandó.

Cuando el Señor, tu Dios, haya destruido delante de ti las naciones que tú vas a poseer, y las heredes y habites en su tierra, guárdate de tropezar por seguir su ejemplo, después de que hayan sido destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses: «¿De qué manera servían aquellas naciones a sus dioses, para que yo también les sirva de igual modo?». No harás así al Señor, tu Dios, porque todas las cosas abominables que el Señor aborrece las hicieron ellos a sus dioses, pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban al fuego en honor de sus divinidades. 

Deuteronomio 12:29–31 (RV 2020)

Observando sólo el acto de idolatría, a imágenes, posesiones, personas o cosas, podemos apreciar el enfoque de muchos que dicen “adorar a Dios” y presumen hablar de parte de Él, mintiendo. Dios no mandó tales actos.

Sus profetas recubrían con lodo suelto, pues profetizaban vanidad y predecían mentira cuando decían: «Así ha dicho el Señor», y el Señor no había hablado. El pueblo de la tierra oprimía y robaba; al afligido y necesitado hacía violencia y al extranjero oprimía contra derecho. 

Ezequiel 22:28–29 (RV 2020)

Israel sirve de ejemplo de este proceder de infidelidad delante de Dios “profetizaban vanidad”, “predecían mentira”, cuando decían hablar de parte de Dios y Él “no había hablado”. Muestra de su proceder era su condición de vida.

Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme a las fuerzas que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén. 

1 Pedro 4:11 (RV 2020)

La confianza en la integridad de la Palabra de Dios significa "hablamos donde habla la Biblia y guardamos silencio donde la Biblia guarda silencio". Conforme a Sus palabras; ¿por qué?, “para que en todo sea Dios glorificado”.

Dios, por su poder, nos ha dado todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia… Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis y estéis afirmados en la verdad que habéis recibido.

2 Pedro 1:3, 12 (RV 2020)

Nunca presumas hablar de parte de Dios, mintiendo (practicando lo que Él no mandó); sino, debes permanecer fiel a Su voluntad revelada, entonces "no añadimos a la Palabra de Dios". Debes respetar la suficiencia de Su Palabra.

Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, perfectamente instruido para toda buena obra. 

2 Timoteo 3:16–17 (RV 2020)

La Palabra de Dios es completa, perfecta para la fe en Jesucristo. "Toda la verdad" fue revelada a los apóstoles en el siglo I, "dada una vez para siempre" (Juan 16:13; Judas 3). No debo ir más allá, presumiendo que hablo por Dios.

Hermanos, esto lo digo por amor a vosotros y he puesto por ejemplo a Apolos y a mí mismo para que aprendáis de nosotros a no pensar más allá de lo que está escrito, no sea que os sintáis orgullosos por favorecer a uno en perjuicio del otro. 

1 Corintios 4:6 (RV 2020)

Las religiones añaden erróneamente a la Palabra de Dios:

—Palabra de Dios tradiciones humanas (catolicismo, ortodoxia oriental)

—La Palabra de Dios “revelación continua” (pentecostalismo, mormonismo)

—La Palabra de Dios “iluminación del Espíritu Santo” (evangelicalismo protestante)

—La Palabra de Dios “preferencias” / presunciones humanas (liberalismo)

***Sólo la Palabra de Cristo (las Escrituras del Nuevo Testamento) es el estándar de fe y práctica del cristiano fiel***

Entonces Jesús se dirigió a los judíos que habían creído en él: —Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. 

Juan 8:31–32 (RV 2020)

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