Dios es digno de ser alabado
Te amo, Señor, fortaleza mía. Señor, roca mía y castillo mío, mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. Invocaré al Señor, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos.
Salmo 18:1–3 (RV 2020)
Sólo Dios es digno de amor y confianza plenos, y del servicio diligente; por Su naturaleza, con bendiciones que otorga. El ungido David, invoca a Dios, “quien es digno de ser alabado”, confiado de que cuidará de él, dice: “seré salvo de mis enemigos”.
Escuchadme, yo hablaré, y que me venga después lo que me venga. ¿Por qué he de arrancar yo mi carne con mis dientes y he de tomar mi vida en mis manos? Aunque él me mate, en él esperaré. Ciertamente, defenderé delante de él mis caminos, y él mismo será mi salvación, porque el impío no podrá entrar en su presencia.
Job 13:13–16 (RV 2020)
El patriarca Job, estuvo angustiado y en sufrimientos, sin entender lo que estaba sucediendo, aún así proclama: "Aunque él me mate, en él esperaré" (Job 13:15). Sólo en Dios tenemos nuestra salvación, quien gobierna mi vida en Sus tiempos.
Entonces me dirás: «¿Por qué Dios todavía nos echa la culpa? ¿Quién puede oponerse a su voluntad?». Pero tú, hombre, ¿quién eres, para replicar a Dios? ¿Acaso el vaso de barro dirá al que lo formó: «Por qué me has hecho así»? ¿O es que el alfarero no tiene libertad para hacer del mismo barro un vaso para uso especial y otro para uso ordinario?
Romanos 9:19–21 (RV 2020)
¡Debemos alabar a Dios sólo por quién es Él! En sólida relación de dependencia con Él, relación que trae responsabilidad ante nuestro Creador. Toda Su creación (incluido yo) se encuentra sujeta a Sus propósitos eternos, para nuestro bien.
Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: «No encuentro en ellos ya ningún placer»
Eclesiastés 12:1 (RV 2020)
Los escritores inspirados de ambos Testamentos afirman que Dios es nuestro "Creador" (Isaías 40:28; Romanos 1:25), y nuestro "Hacedor" (Proverbios 14:31; Isaías 17:7; Oseas 8:14). Así, Dios tiene derecho a la lealtad de cada uno.
Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante del Señor, nuestro hacedor, porque él es nuestro Dios; nosotros, el pueblo de su prado y ovejas de su mano. Si oís hoy su voz…
Salmo 95:6–7 (RV 2020)
A través de Jesucristo, Dios confirma que Sus designios tuvieron el propósito de cumplir Sus promesas; y glorificarlo por Su Misericordia. Así, en alegre alabanza debemos exaltar Su perfecta obra de salvación, en Cristo Jesús.
Pues os digo que Cristo Jesús fue siervo de los judíos para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a nuestros antepasados, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles
y cantaré a tu nombre. Y otra vez dice: Naciones, alegraos con su pueblo. Y otra vez: Alabad al Señor todas las naciones y exaltadlo todos pueblos. Y otra vez dice Isaías: Estará la raíz de Isaí
y el que se levantará para gobernar a las naciones, las naciones esperarán en él.
Romanos 15:8–12 (RV 2020)
Hasta que participemos de la alabanza eterna, aguardando “la redención de la posesión adquirida” (Efesios 1:14), la alabanza es continua para Dios, porque sólo Él la merece. Por Su fidelidad y amor; por Su plan redentor que nos fue revelado en la Biblia. ¡Alabado sea Dios!
Miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, de los seres vivientes y de los ancianos. Su número era millones de millones, y decían a gran voz: —El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todo cuanto hay en ellos, oí decir: —Al que está sentado en el trono y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, para siempre jamás.
Apocalipsis 5:11–13 (RV 2020)
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