El Reino: La iglesia de Cristo
Pero cada uno en su debido orden: Cristo, en primer lugar; luego, los que son de Cristo, cuando él venga. Entonces vendrá el fin, cuando haya acabado con todo dominio, toda autoridad y todo poder, y entregue el Reino al Dios y Padre.
1 Corintios 15:23–24 (RV 2020)
Como la redención en Cristo, Su reino es el tema más sobresaliente en la Biblia. La iglesia y el reino son una sola verdad. interpretarlos mal implica errar en las enseñanzas de la Palabra de Dios. El reino y la iglesia son la misma realidad.
Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo puso como cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que todo lo llena en todo.
Efesios 1:22–23 (RV 2020)
El premilenialismo afirma que el reino no se estableció, que lo será cuando Cristo regrese y reine en Jerusalén mil años, que el reino y la iglesia no son lo mismo; este error doctrinal dice que la iglesia se añade por el rechazo al reino de Jesús.
Te escribo esto, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que, si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la Iglesia del Dios vivo, columna y soporte de la verdad.
1 Timoteo 3:14–15 (RV 2020)
En el NT ambas palabras: iglesia y reino expresan diferentes aspectos de su existencia, así como "cuerpo" (Efesios 1:22-23) y "casa" (1 Timoteo 3:15) expresan diferentes aspectos de la iglesia. El reino y la iglesia son lo mismo.
Y yo también te digo que tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no tendrán poder para vencerla. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos: todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos.
Mateo 16:18–19 (RV 2020)
En una frase Jesús utiliza iglesia y reino indistintamente, Él dijo, "edificaré mi iglesia", y "a ti te daré las llaves del reino". Si los dos no son lo mismo, Cristo edificó una cosa, pero dió a Pedro las llaves (que nunca usó) de otra cosa.
¿Cuál es más importante, el que se sienta a la mesa o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre vosotros como el que sirve. Pero vosotros sois quienes habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Por eso yo dispongo para vosotros un reino, como mi padre lo dispuso para mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino y os sentéis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
Lucas 22:27–30 (RV 2020)
Si el reino no se estableció, los apóstoles nunca lo recibieron, entonces ¿por qué Jesús dijo “yo dispongo para vosotros un reino”, donde coman y beban “a mi mesa en mi reino”? La Cena del Señor se sirve en el reino (1 Corintios 11:20-22, 23-32).
Así pues, todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. De manera que cualquiera que coma este pan o beba esta copa del Señor de forma indigna, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, que cada cual se examine a sí mismo, y entonces coma del pan y beba de la copa. Porque el que come y bebe de manera indigna, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
1 Corintios 11:26–29 (RV 2020)
En la iglesia de Troas (Hechos 20:7) y de Corinto se tomó la Cena del Señor; se tomaba en el reino siendo celebrado en la iglesia local. El reino y la iglesia son lo mismo. La “palabra del reino” produce ciudadanos del reino y miembros de la Iglesia.
Escuchad, pues, vosotros la parábola del sembrador: Cuando alguien oye la palabra del reino pero no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que fue sembrado en su corazón.
Mateo 13:18–19 (RV 2020)
Pablo escribe a los corintios y les llamó "la iglesia de Dios que está en Corinto". Dios decretó que la semilla debe dar fruto según su género (Génesis 1:11). Su Palabra es la semilla, que produce a un cristiano que es un ciudadano del reino.
Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, y a todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro. 1 Corintios 1:1–2 (RV 2020)
El Padre celestial nos llamó a ser santos (Romanos 1:7; 1 Pedro 1:14-16), y servir al Señor Jesucristo; librados “del poder de las tinieblas” nos trasladó “al reino de su amado Hijo”: La iglesia de Cristo. En Él nos hizo aptos de Su herencia eterna. ¡Gracias al Padre y a Su Hijo, Jesucristo!
… y, con alegría, deis gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en la luz. Él nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
Colosenses 1:12–14 (RV 2020)
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