El sentido de unidad


 

No hagáis nada por rivalidad o por vanagloria; al contrario, hacedlo con humildad, considerándoos inferiores a los demás. Que no mire cada uno por lo suyo, sino también por lo de los demás. Así que, vosotros sentid esto mismo que Cristo Jesús… 

Filipenses 2:3–5 (RV 2020)


Se afirma que no tener un buen plan es el único obstáculo para la unidad entre los hombres. Y no es así, existe un plan seguro para la unidad: una fe (Efesios 4:5). Dios nunca quiso que viviéramos como aquellos que no siguen Su plan.


Así que esto os digo y os pido en el Señor: que ya no viváis como los gentiles, que viven de acuerdo a su mente vacía, con el entendimiento entenebrecido, ajenos a la vida de Dios por su ignorancia y por la dureza de su corazón. 

Efesios 4:17–18 (RV 2020)


Si dejas de leer la Biblia, sin instrucción bíblica durante tu vida útil, el resultado obvio será ignorar la verdad. Muchos se hacen enemigos de Dios por ignorancia (Efesios 4:18). Y van juntos por el mismo camino, al infierno. ¡Una trágica unidad!


Solamente os ruego que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que, sea que vaya a veros o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, que combatís unánimes por la fe del evangelio y sin dejaros intimidar por los que se oponen. Para ellos ciertamente es indicio de perdición, pero para vosotros de salvación; y esto procede de Dios. 

Filipenses 1:27–28 (RV 2020)


Dios planeó la unidad entre los hombres. Él quiere que tengan una sola mente (Filipenses 1:27), Su Palabra es la base de esa unidad. Si todos creen la verdad y la practican, esta unidad en la verdad permitirá que Dios actúe en cada uno.


Pero el ser humano natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio, el espiritual discierne todas las cosas, sin que él sea sometido a discernimiento por nadie. Porque ¿quién conoce la mente del Señor para instruirlo? Pero nosotros tenemos la mente de Cristo. 

1 Corintios 2:14–16 (RV 2020)


Así, cada cristiano llega a ser de un solo pensar y sentir (Hechos 4:32). El ruego de estar de acuerdo (1 Corintios 1:10) no era vacío, ni imposible; porque tenemos la mente de Cristo (1 Corintios 2:16), al procurar mantener la unidad del Espíritu.


Yo, pues, que estoy preso por causa del Señor, os ruego que os comportéis como es digno del llamamiento que habéis recibido. Sed humildes y amables; sed tolerantes y soportaos unos a otros con amor. Procurad mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. 

Efesios 4:1–3 (RV 2020)


Y el apóstol Pablo, inspirado por el ES nos instruye sobre el carácter necesario para ser dignos del llamamiento divino: ser humildes, amables, tolerantes y un soporte para cada uno en amor. Sentir con la mente de Cristo (Filipenses 2:5).


Pero no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por su palabra para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que me diste para que sean uno, así como nosotros lo somos. Yo en ellos y tú en mí para que sean perfectos en unidad y para que el mundo conozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos como también me has amado a mí. 

Juan 17:20–23 (RV 2020)


Entonces, la oración de Jesús por los hijos de Dios, los que creímos en Él por la palabra de Sus apóstoles, fue porque seamos uno; como Jesús y el Padre. Que seamos perfectos en unidad, así dar a conocer a este mundo el amor de Dios.


¿Qué armonía puede haber entre Cristo y Belial? ¿O qué tiene en común el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Y vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo. Entonces yo os recibiré y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.  

2 Corintios 6:15–18 (RV 2020)


No lanzas el plan de Dios por la ventana de la incredulidad, Él espera que los suyos se aparten del mundo (2 Corintios 6:16-18), la unidad con los incrédulos es imposible. Jesús vino para separar a obedientes de los rebeldes (Mateo 10:34-39). 


Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los creyentes para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. 

Efesios 4:11–13 (RV 2020)


Un(a) cristiano(a) que busca primero el reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33) puede crecer espiritualmente hasta “la unidad de la fe”, unido(a) en el amor por Dios y Su verdad. Su Palabra producirá una fe única (Efesios 4:5), la que nos permite salvación eterna, en Jesucristo.


Hay un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, que está por encima de todos, actúa por medio de todos y está en todos. 

Efesios 4:5–6 (RV 2020)


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