Una iglesia gloriosa
… Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Lo hizo para santificarla, después de haberla purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo como una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e intachable.
Efesios 5:25b-27 (RV 2020)
El amor que Cristo tiene por Su iglesia se conoce porque dió su vida por ella (se entregó a sí mismo). Su propósito fue santificarla y purificarla para que sea gloriosa, “santa e intachable”. En ella tienes esperanza (Colosenses 1:5).
Todos los días, con perseverancia y unánimes, se reunían en el templo, y partían el pan en las casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alababan a Dios y tenían el aprecio de todo el pueblo. Y cada día el Señor añadía a la iglesia a quienes habían de ser salvos.
Hechos 2:46–47 (RV 2020)
La iglesia es hogar de los salvos. Todos añadidos por Jesucristo. Dios mandó que de las tinieblas resplandeciera Su luz para ser iluminados (2 Corintios 4:6), con el mensaje del Evangelio, el poder de Dios para salvar (Romanos 1:16).
A esto os llamó por medio de nuestro evangelio: para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos, estad firmes y retened la doctrina que os hemos enseñado personalmente o por carta. Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones y os confirme en toda buena palabra y obra.
2 Tesalonicenses 2:14–17 (RV 2020)
Todos somos llamados a la salvación por medio del Evangelio, para alcanzar la gloria de Jesucristo. Dios nos ama, da “consolación eterna y buena esperanza por gracia”, para que seas confortado y confirmado a través de nuestro Señor.
Y a aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la Iglesia en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.
Efesios 3:20–21 (RV 2020)
¿Por qué la iglesia es gloriosa?, sólo allí es donde Dios es glorificado (Efesios 3:21). No puedes adorar ni servir a Dios en cualquier grupo religioso (donde sólo sigues al hombre), como no eres salvo sin obedecer a Cristo (Hebreos 5:9).
Porque así como la muerte vino por un hombre, también por un hombre vino la resurrección de los muertos. Pues del mismo modo que en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, en primer lugar; luego, los que son de Cristo, cuando él venga.
1 Corintios 15:21–23 (RV 2020)
La iglesia tiene un edificador y cabeza que es glorioso: Jesús (Mateo 16:18; Efesios 5:27). A través de Su gobierno y guía nos permite alcanzar un final que es glorioso (1 Corintios 15:23). Por eso todo(a) cristiano(a) ama Su venida.
Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. El Espíritu y la Esposa dicen: —¡Ven! El que oye, diga: —¡Ven! Y el que tenga sed, que venga; y el que quiera, venga y tome gratuitamente del agua de la vida.
Apocalipsis 22:16–17 (RV 2020)
Además, la iglesia es gloriosa porque tiene el testimonio verdadero de Jesús, del cumplimiento de los propósitos de Dios por nuestra salvación. La iglesia es la novia de Cristo (Apocalipsis 22:17) y con amor lo espera, para alcanzar la meta de nuestra fe: la salvación eterna.
Vosotros, que lo amáis sin haberlo visto, y que creéis en él aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso, pues estáis alcanzando la meta de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.
1 Pedro 1:8–9 (RV 2020)
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