Debes recordar


 

Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis y estéis afirmados en la verdad que habéis recibido. Mientras yo esté en este mundo, considero que es mi obligación llamaros la atención con mis consejos. 

2 Pedro 1:12–13 (RV 2020)


En determinadas condiciones el olvido es perjudicial, más en tu vida espiritual; aunque sólo sea pérdida de la memoria (Génesis 40:23), también denota ser negligente e ignorar lo importante. La Palabra de Dios debe ser recordada.


Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; puesto que olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. 

Oseas 4:6 (RV 2020)


Puede ser que “olvidar” se aproxime al significado de “desaprender” como en Oseas 4:6, Dios acusa a su pueblo de olvidar la ley (como un “conocimiento rechazado”), descuidarla, pasar por alto por ser de poca importancia para ellos.


Cuídate de no olvidarte del Señor, tu Dios, para cumplir los mandamientos, decretos y estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, edifiques buenas casas y las habites, y así, cuando tus vacas y tus ovejas aumenten, la plata y el oro se te multipliquen y todo lo que tengas se acreciente, se ensoberbezca tu corazón y te olvides del Señor, tu Dios… 

Deuteronomio 8:11–14 (RV 2020)


Antes de cruzar el Jordán para heredar la tierra, se advierte a Israel del peligro de olvidarse de Dios (Deuteronomio 8:11-20). Todos Sus siervos estamos llamados a “cuidarnos de no olvidar”; Su pueblo del AT y del NT debe recordar.


Los malvados serán trasladados al seol, esas naciones que se olvidan de Dios. El menesteroso no será olvidado para siempre, ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente. Levántate, Señor; no se fortalezca el ser humano; sean juzgadas las naciones delante de ti. Infunde, Señor, tu temor en ellos; ¡conozcan las naciones que solo son seres humanos! 

Salmo 9:17–20 (RV 2020)


El contraste es marcado, de quienes “se olvidan de Dios” y los que dependen de Él en sus necesidades; porque todo ser humano comparecerá ente el tribunal de Cristo, para ser juzgado por sus hechos en esta vida (2 Corintios 5:10).


Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, no sea que os despedace y no haya quien os libre. El que ofrece sacrificios de alabanza me honrará, y al que ordene su camino, le mostraré la salvación de Dios». 

Salmo 50:22–23 (RV 2020)


Debemos considerar no olvidar a Dios; y obedecer Sus mandamientos, atender a Su revelación (Deuteronomio 29:29) para cumplir con todo. A través de Cristo el Padre eterno hoy nos habla (Hebreos 1:1-2). Debemos recordar Su mensaje.


Este es el mensaje que hemos oído de él y os anunciamos: Dios es luz, y en él no hay ninguna oscuridad. Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en oscuridad, mentimos y no practicamos la verdad. 

1 Juan 1:5–6 (RV 2020)


Dios es luz, y para tener comunión con Él debo vivir en Su luz, sin llevar una vida que merece la ira de Dios porque sólo he obedecido a la injusticia (Romanos 2:7-8). Debo vivir la verdad, salvado(a) por Gracia, el don de Dios (Efesios 2:8).


Porque Dios es justo y no olvidará vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado en su nombre al haber servido, y seguir sirviendo, a los creyentes. Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre el mismo afán hasta el final, hasta que vuestra esperanza se realice plenamente. No os hagáis perezosos, sino más bien imitad a aquellos que, por la fe y la paciencia, heredan las promesas. 

Hebreos 6:10–12 (RV 2020)


¿Sabes?, Dios no olvida tu servicio y trabajo de amor en Su nombre. Debes mantenerte constantes en obrar la fe, hasta el final. No serás perezoso(a), ni dejarás tu primera amor: Cristo. Si así lo hiciste, debes arrepentirte y volver a Su amor, a una comunión fiel con Cristo.


Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, arrepiéntete y vuelve a actuar como al principio. Pues si no, pronto vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar si no te has arrepentido. 

Apocalipsis 2:4–5 (RV 2020)


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