Sin justicia por la Ley

 

… porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él, pues la ley sirve para que tengamos conocimiento del pecado. 

Romanos 3:20 (RV 2020)

El apóstol Pablo discute las limitaciones y el efecto de la Ley de Moisés. La Ley del AT no se establece para proveer justicia al hombre (hacerlo justo), sino para “conocimiento del pecado”; así,  los sacrificios mandados a Israel sólo “taparon” su pecado, pero no les hacía “limpios” del pecado (Romanos 4:7).

La limitación de cualquier sistema de derecho es su incapacidad para justificar a su infractor. Entonces, mantener dicha ley no salvaría (no salva) a uno que haya violado esa ley. La ley lo identifica como un pecador. 

La Ley de Moisés sirvió para enseñar a la nación de Israel sobre su pecado y su culpa, y los condujo hacia el Cristo, quien los salvaría "por gracia… por medio de la fe" (Romanos 3:19, 23-26, 30; Efesios 2:8). No vamos a la Ley de Moisés para obtener justificación del pecado (ni a los 10 mandamientos), vamos a Cristo y a Su Evangelio. 

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no procede de vosotros, sino que es don de Dios. No es resultado de las obras, para que nadie se vanaglorie. 

Efesios 2:8–9 (RV 2020)

Debes dar gracias a Dios cada día por Su gran Misericordia y Salvación, que Él te da en Cristo; y no te avergüences de obedecer al Evangelio, porque “es poder de Dios para la salvación de todo aquel que cree” (Romanos 1:16-17) y obedece al llamado de Dios en Cristo.

Ahora pues, justificados por la fe tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos enorgullecemos en la esperanza de la gloria de Dios. 

Romanos 5:1–2 (RV 2020)

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