Con un corazón puro

 

Esos que os obligan a cincuncidaros, solo lo hacen para agradar a los demás y para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo. Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para jactarse de esa señal en vuestro cuerpo. 

Gálatas 6:12–13 (RV 2020)

Los judaizantes tenían agendas ocultas, donde sus verdaderos motivos estaban encubiertos. Sus “agendas” no eran un accidente sino un diseño humano, en el siglo I algunos cristianos judíos trataban de obligar a los conversos gentiles a ser circuncidados y guardar la ley de Moisés. 

Pablo dice que sus motivos eran ocultos  e incrustados en su error. Primero, su error les ayudaba a escapar de la persecución a la que se habrían enfrentado por los gentiles incircuncisos (Gálatas 6:12). Y segundo, los gentiles circuncidados eran una oportunidad para que se jactaran: una "muesca (señal) en su cinturón" (verso 13). 

Porque al Padre le agradó que en él habitara toda la plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en los cielos, y hacer la paz mediante la sangre de su cruz. 

Colosenses 1:19–20 (RV 2020)

El apóstol Pablo sólo se jactaría de la cruz de Cristo (Gálatas 6:14). La conversión a Cristo crucifica toda “agenda oculta” de los hombres, quienes tuercen las Escrituras para su perdición (2 Pedro 3:16). Los motivos y la conducta de un cristiano se basan en la muerte de Cristo, donde podemos tener paz con Dios “mediante la sangre de su cruz”; no en los planes secretos que sirven a los deseos egoístas. 

¿Con qué limpiará el joven su camino? ¡Con guardar tu palabra! Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviar de tus mandamientos. En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. ¡Bendito tú, Señor! ¡Enséñame tus estatutos! 

Salmo 119:9–12 (RV 2020)

Cada día, asegúrate de seguir a Jesucristo desde Su Palabra, sin deseos y planes egoístas, con un corazón puro.

Pero lejos esté de mí jactarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo. 

Gálatas 6:14 (RV 2020)

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