Poder de Dios manifestado


 

Iba caminando Jesús y vio a un hombre ciego de nacimiento. Entonces le preguntaron sus discípulos: —Rabí, ¿quién pecó para que este haya nacido ciego, él o sus padres? Respondió Jesús: —Ni pecó él ni pecaron sus padres. Ha ocurrido así para que las obras de Dios se manifiesten en él. Mientras sea de día, nos es necesario hacer las obras del que me envió, porque cuando viene la noche, ya nadie puede trabajar. 

Juan 9:1–4 (RV 2020)


 El pecado nunca se transmite de padre a hijo (Ezequiel 18:4, 20). Cualquier discapacidad física no es un castigo divino por algún error (o pecado) previo. La ceguera de este hombre se convirtió en una gran oportunidad para que el poder de Dios se mostrara en él. 


Dicho esto, escupió en tierra, hizo lodo con la saliva, untó con él los ojos del ciego y le dijo: —Ve a lavarte en el estanque de Siloé —que traducido significa «enviado»—. El ciego fue, se lavó y regresó viendo. 

Juan 9:6–7 (RV 2020)


Jesús lo sanó demostrando que es el Hijo de Dios, y manifestar Su acción directa, “para que las obras de Dios se manifiesten en él” (Juan 9:3). Si tú hoy luchas con una discapacidad física, la lección para ti es no esperar una curación milagrosa; todas estas acciones directas de Dios cumplió Su propósito (Juan 20:30-31) y acabaron en el siglo I (1 Corintios 13:8-12). Más bien, tienes la garantía de que al poner tu fe en Jesús, Él hará algo aún más grande y mejor que sanarte físicamente; Él sanará tu alma del pecado. 


Porque si hemos sido plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección. Sabemos que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, y que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto ha sido liberado del pecado. 

Romanos 6:5–7 (RV 2020)


En Cristo, puedes sobrellevar y prevalecer sobre tu debilidad física (2 Corintios 12:7-10). No necesitas ir en busca de “personas y grupos religiosos” que dicen “sanar por el poder de Dios, en el nombre de Jesús”, quienes sólo buscan ganancia económica contigo, por un “poder engañoso” y “toda clase de mentiras”.


Y se valdrá de toda clase de mentiras perversas para engañar a los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean en la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la iniquidad. 

2 Tesalonicenses 2:10–12 (RV 2020)


Haz la voluntad de Dios ahora, permite ser enseñado por Dios para venir a Jesús; cuando todo esté dicho y hecho, al ser obediente al Evangelio tendrás vida eterna.


Nadie puede venir a mí si el Padre, que me envió, no le trajera. Y yo le resucitaré en el día final. Escrito está en los Profetas: Y todos serán enseñados por Dios. Así que, todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, viene a mí. 

Juan 6:44–45 (RV 2020)


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