Cristo y Su iglesia
Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo puso como cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que todo lo llena en todo.
Efesios 1:22–23 (RV 2020)
Diseñada por Dios desde la eternidad (Efesios 1:4-6), la iglesia se compone de aquellos llamados fuera del mundo (1 Pedro 2:9-10). De manera universal, son todos los redimidos en la tierra (Mateo 16:18; Efesios 1:22); a nivel local se compone de todos los redimidos en un área específica (Hechos 11:22, 26; 14:23)
Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y en él vosotros estáis completos, pues él es la cabeza de todo principado y potestad.
Colosenses 2:9–10 (RV 2020)
Cristo es la plenitud de Dios y la iglesia es la plenitud de Cristo, por ello Dios sometió todas las cosas bajo sus pies (Cristo es el Señor, Mateo 28:18-20), y Él es cabeza de Su iglesia que es Su cuerpo (Colosenses 1:18; Ef. 1:22-23). En Cristo habita “toda la plenitud de la divinidad”, en Él estamos completos.
Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga el primer lugar. Porque al Padre le agradó que en él habitara toda la plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en los cielos, y hacer la paz mediante la sangre de su cruz.
Colosenses 1:18–20 (RV 2020)
Dios reconcilió consigo todas las cosas, todo en la tierra y en el cielo (le agradó), e hizo la paz con nosotros “mediante la sangre de su cruz”, de donde Cristo es el fundamento de la iglesia y Su iglesia es el templo de Dios (Efesios 2:19-22; 1 Corintios 3:9, 11), y donde Su Espíritu habita en nosotros, somos alertados a cuidar (no destruir) el templo de Dios.
¿Acaso no sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios, que sois vosotros, es santo.
1 Corintios 3:17 (RV 2020)
Su iglesia fue anunciada desde el AT como el Reino venidero (Daniel 2:44-45; Isaías 2:2-4; Joel 2:28-32), también predicho por Jesús como el Reino venidero (Marcos 9:1; Lucas 24:49; Hechos 1:8); Él prometió construir Su iglesia (Mateo 16:18-19), la iglesia de Cristo legó a ser establecida el día de Pentecostés (Hechos 2).
Él nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
Colosenses 1:13–14 (RV 2020)
Dios nos ha traslado al Reino de Cristo, Él es nuestro Pastor y la iglesia es Su rebaño (Juan 10:11-16; Hechos 20:28). Sólo en la iglesia podemos llevar gloria a Dios (Efesios 3:20-21), porque allí es donde Jesucristo es Rey y gobierna Su reino; aquí no “reinan” ni “gobiernan” los hombres, ni sus doctrinas humanas.
Como Cristo es el esposo (novio, Juan 3:25-29) y la iglesia es la novia (esposa, Efesios 5:22-33), esta unión se mantiene desde ahora y en la eternidad (Apocalipsis 19:6-8); ¿cómo no ser parte de la iglesia de Cristo? Ven al Señor Jesús y se parte de Su iglesia.
En él asimismo participamos de la herencia, pues fuimos predestinados
conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad.
Efesios 1:11 (RV 2020)
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