¿Si oramos al Padre celestial?


 

Dijo entonces el Señor: —Prestad atención a lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra? 

Lucas 18:6–8 (RV 2020)


Al regreso de Jesucristo, ¿Él encontrará fe entre nosotros?, el tipo de fe correcta que depende de Dios, de aquellos que “claman a Él día y noche”? Jesús enseñó sobre tener fe y orar; recuerda, mueves montañas con una fe correcta, y recibes lo que ruegas al Padre en fe (Mateo 21:18-20), todo según Su voluntad.


Y Jesús, viéndole tan triste dijo: —¡Qué difícil les va a resultar entrar en el reino de Dios a quienes tienen riquezas! Le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios. Los que oyeron esto se preguntaban: —Entonces, ¿quién podrá salvarse? Jesús respondió: —Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. 

Lucas 18:24–27 (RV 2020)


Sí, lo imposible es posible para Dios. Y sí, a cada uno le parece que no podamos hacer mucho, aunque nos sintamos algo capaces; ni poder cambiar a un hombre, quien siendo rico no puede abandonar sus riquezas ni siquiera por ser salvo, a causa de su terrible avaricia.


Alborota su casa el codicioso, pero el que aborrece el soborno vivirá. El corazón del justo piensa antes de responder; la boca de los malvados derrama maldad. El Señor está lejos de los malvados, pero escucha la oración de los justos. 

Proverbios 15:27–29 (RV 2020)


¿Sabes?, puedes confiar en la oración, mientras vives en la justicia de Dios (como Jesús vivió y enseñó), un pedido santo que se eleva al trono de Gracia. Él “escucha la oración de los justos”. Y, cada hijo(a) de Dios hemos sido llamados a ser santos y justos en esta vida (Hebreos 12:22-24).


Amados, si nuestro corazón no nos reprende, es porque tenemos confianza en Dios; y todo lo que le pidamos lo recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que le agradan. 

1 Juan 3:21–22 (RV 2020)


Sí, debes confiar (tener una fe correcta),  como enseñó Jesús (Mateo 21:21), y ser obediente a Sus mandamientos cada día para ser agradable a Dios. Debemos confiar en Él; según sea Su voluntad para cada uno en su día a día, el Padre celestial sí nos oye (1 Juan 5:14).


Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá, porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Quién de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? 

Mateo 7:7–11 (RV 2020)


Una vida de fe perseverante y de total confianza en el Padre celestial y Su provisión se alcanza orando; y, orar sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17; Colosenses 4:2), llevando una vida fiel. Creo y busco Su guía, también llevo mis necesidades ante Él, al trono de Dios en Sus propósitos, buscando Su voluntad.


Jesús les respondió: —Os aseguro que si tenéis fe y no dudáis, no solo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte le decís «¡Quítate y arrójate al mar!», será hecho. Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis. 

Mateo 21:21–22 (RV 2020)


En los fieles propósitos de Dios por nuestra salvación y a través de una vida de justicia en santidad, sabemos que “todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis” (Mateo 21:22), porque así lo enseñó Jesús.


Recuerda que no debes confiar en “la buena suerte” ni en “la mala suerte”, porque es Él quien sustenta todo y dirige nuestro destino (Salmo 16:5), Dios es mi herencia en esta vida y en la venidera. Entonces, no dejes de orar a tu Padre celestial, “conforme a Su voluntad”.


Y esta es la confianza que tenemos en Dios, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él oye todas nuestras peticiones, también sabemos que recibiremos lo que le hayamos pedido.  

Juan 5:14–15 (RV 2020)


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