Todos necesitamos salvación
Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.
Mateo 18:10–11 (RV 2020)
Jesús enseñó sobre quién era mayor en Su reino (un niño, inocente y humilde), Él dijo a sus discípulos que deberían ser como uno (Mateo 18:2-4); encargó a no hacer tropezar a uno que cree en Él (verso 6), ni menospreciarlo (verso 10), porque Él vino para salvar al perdido (verso 11).
Acordaos de que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y erais ajenos a los pactos de la promesa; vivíais sin esperanza y sin Dios en el mundo.
Efesios 2:12 (RV 2020)
Porque todos son culpables de pecado sin Cristo (Romanos 3:10-18, 23), perdidos sin Él, y muertos en pecados (Efesios 2:1-3), alejados de Dios (Efesios 2:11-12), extraños y enemigos de Él en pensamiento y malas obras (Colosenses 1:21); pero estando en Cristo reconciliados con Dios.
También a vosotros, que erais en otro tiempo extraños y enemigos tanto por vuestros pensamientos como por vuestras malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo físico, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él…
Colosenses 1:21–22 (RV 2020)
Sin Cristo cada hombre y mujer (desde su juventud, Génesis 8:21) resultan siendo esclavos del pecado (Juan 8:34; Romanos 6:12-16), necesitan ser salvos de la condena del pecado (Romanos 8:1-4) y de su condición perdida (Lucas 19:10; confrontar con Lucas 15:1-32).
… siempre y cuando permanezcáis fundados y firmes en la fe, sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo y del cual yo, Pablo, fui hecho ministro.
Colosenses 1:23 (RV 2020)
Cristo murió por nosotros para presentarnos “santos y sin mancha e irreprensibles delante de él” (Colosenses 1:22), si y sólo si, nos mantenemos fundados en la esperanza del Evangelio, ya que ninguno que vive en el pecado tiene herencia en Su reino.
Sabéis muy bien que ningún inmoral o inmundo o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
Nadie os engañe con ideas falsas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los que no lo obedecen. Por tanto no seáis sus cómplices.
Efesios 5:5–7 (RV 2020)
Realmente, ninguno quisiéramos recibir la ira de Dios ¿verdad? (Romanos 5:9; 1 Tesalonisenses 5:9; Efesios 5:6), tampoco participar del castigo eterno a causa del pecado (Mateo 25:46; 2 Tesalonisenses 1:8-9); Jesús vino a destruir al diablo y liberarnos del temor de la muerte (Hebreos 2:14-15).
Sí, quien practica el pecado es del diablo, y Jesús vino a destruir las obras del diablo (1 Juan 3:8), así convertirnos de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios (Hechos 26:18); para librarnos del presente mundo malvado (Gálatas 1:4; 2 Pedro 1:4). Todos necesitamos la salvación que sólo está en Jesucristo, ¿y tú, eres salvo/a en Él?
Gracia y paz sean a vosotros, de Dios Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre.
Gálatas 1:3–4 (RV 2020)
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