Así, entender la Palabra de Dios
¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su morada, expondría mi causa delante de él y llenaría mi boca de argumentos. Yo sabría lo que él me respondiese y entendería lo que me dijera. ¿Contendería conmigo con la grandeza de su fuerza? ¡No, sino que él me atendería! Allí el justo razonaría con él y yo escaparía para siempre de mi juez.
Job 23:3–7 (RV 2020)
Algunos creen que simplemente no es posible entender la Palabra de Dios, se piensa: “Él requiere demasiado de mí” y, como no hay forma de que uno pueda llegar al cielo (para ir con Él y razonar sobre Sus dichos), no podemos entender. Y, en realidad no es así.
Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición y muchos son los que entran por ella; pero estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida y pocos son los que la hallan.
Mateo 7:13–14 (RV 2020)
Las preguntas más seguras para “entender” los propósitos de Dios para cada uno serían: ¿Qué tanto deseo alcanzar el cielo?, debería hacer mi mejor esfuerzo ¿cierto?; y, ¿mi deseo de llegar a la vida eterna es verdadero? Necesito entender la Palabra de Dios.
… esto es, el misterio que había estado oculto durante siglos y generaciones, pero que ahora ha sido manifestado a los que en él creen. A ellos, Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio para los gentiles, y que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.
Colosenses 1:26–27 (RV 2020)
¿Sabes?, es Dios quien quiso darnos a conocer las riquezas de Su salvación y Su gloria, “que es Cristo en vosotros”. Y, se nos manda tratar de entender y no ser insensatos (Efesios 5:15-17), cuidando nuestra forma de vivir hoy y aprovechar bien el tiempo.
Hijo mío, si recibes mis palabras y guardas en ti mis mandamientos, y prestas oído a la sabiduría; si inclinas tu corazón a la prudencia, si invocas a la inteligencia y pides que la prudencia te asista; si la buscas como si fuera plata y la examinas como a un tesoro, entonces entenderás el temor del Señor y hallarás el conocimiento de Dios, porque el Señor da la sabiduría y de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia.
Proverbios 2:1–6 (RV 2020)
Al recibir Sus palabras y guardar Sus mandamientos entendemos (en la práctica) sus beneficios (que se revelan ante nosotros en la vida diaria), y la gloria de Su salvación en Cristo. Dios nos permite entender, y da: sabiduría, conocimiento, e inteligencia.
¡Tened, pues, cuidado de vuestra manera de vivir! Ya no viváis como necios sino como sabios, y aprovechad bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, al contrario, tratad de entender cuál es la voluntad de Dios.
Efesios 5:15–17 (RV 2020)
Entonces, debemos cuidar de nosotros, siendo guiados por Su Palabra; si tienes el deseo de ir al cielo, ¡sí puedes! Puedes entender la voluntad divina, revelada en el Evangelio para tu salvación, como puedes entender Su cuidado y amor por salvarte.
Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todo aquel que cree: en primer lugar para los judíos y también para los griegos.
Romanos 1:16 (RV 2020)
Sí, Dios no reveló por completo Su salvación (en el AT), con el propósito de preservar Su plan perfecto, fue un “misterio” antes; no es así desde el NT, ha sido “declarado por revelación”.
Hoy, leyendo (“al leerlo”) uno puede comprobar lo revelado por el Espíritu Santo, así comprender los propósitos divinos para cada uno. Puedes hallar a Dios (en la Biblia) y ser enseñado/a por Él (Juan 6:44-45) para ser salvo/a, en la salvación que hay en Cristo.
Me refiero al misterio que me fue declarado por revelación, como ya os lo había escrito brevemente. Al leerlo podéis comprobar que conozco el misterio de Cristo, misterio que no se dio a conocer en otros tiempos a la humanidad, tal y como ahora ha sido revelado, por medio del Espíritu, a sus santos apóstoles y profetas.
Efesios 3:3–5 (RV 2020)
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