Correr con paciencia la carrera

Pero procurad que la paciencia lleve a feliz término su obra, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. 

Santiago 1:4 (RV 2020)

Teniendo en cuenta que ser perfectos no se refiere en este versículo a ser sin falla, la palabra griega *teleios* nos habla de estar completos (habiendo llegado a su fin, acabados), Santiago nos deja aquí la meta de la paciencia: finalizar la carrera de la fe, un “feliz término”.

Hermanos míos, gozaos profundamente cuando estéis pasando por diversas pruebas, pues sabéis que cuando vuestra fe es puesta a prueba produce paciencia. 

Santiago 1:2–3 (RV 2020)

Santiago también te invita al gozo profundo en cada “puesta a prueba” de tu fe, porque esto produce paciencia; Pedro lo atribuye al método por el que se prueban los metales (1 Pedro 1:7-9), y hará de tu fe un motivo de alabanza, gloria y honra al alcanzar la meta: la salvación.

Si el oro, que es perecedero, se prueba con fuego, cuánto más vuestra fe, que es de más valor, debe ser sometida a prueba. Así, al ser probada, vuestra fe se convertirá en motivo de alabanza, gloria y honra cuando se manifieste Jesucristo. Vosotros, que lo amáis sin haberlo visto, y que creéis en él aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso, pues estáis alcanzando la meta de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas. 

1 Pedro 1:7–9 (RV 2020)

¿Sabes?, correr con paciencia es “correr bien”, sin ser estorbados por alguna circunstancia o por alguien (Gálatas 5:7); Pablo manda ser perseverantes, estar firmes y constantes, “creciendo en la obra del Señor siempre” (1 Corintios 15:58).

Vosotros corríais bien. ¿Quién os estorbó para que dejarais de obedecer a la verdad? Esta persuasión no procede de aquel que os llama. 

Gálatas 5:7–8 (RV 2020)

Jesús nos llamó a correr bien la carrera de la fe (y no así lo contrario), debemos correr con paciencia; Él nos exigió fidelidad hasta el final, aún hasta la muerte (Apocalipsis 2:10). Porque: “Bienaventurado el hombre que persevera…" (Santiago 1:12).

Hagámoslo con los ojos puestos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual para alcanzar el gozo que le era propuesto sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza que debía pasar, y se sentó a la diestra del trono de Dios. 

Hebreos 12:2 (RV 2020)

Y, debemos correr mirando a Jesús, porque Él es el autor y consumador de nuestra fe; Él es autor de la salvación eterna para todos los que le obedecen (Hebreos 5:8-9), y fue al Padre a prepararnos un lugar para una vida eterna con Él (Juan 14:1-3).

Y, aunque era Hijo, a través del sufrimiento aprendió lo que es la obediencia. Y después de haber alcanzado la perfección, llegó a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen… 

Hebreos 5:8–9 (RV 2020)

Debemos correr la carrera con paciencia, la idea en el libro de Hebreos es perseverancia paciente (Hebreos 12:1); ya que, algunos ingresan a la carrera a través de la fe y en obediencia, pero no corren la carrera con paciencia, se detienen o caen.

No tenemos por qué esperar el premio al final de la carrera, si no terminamos la carrera que está puesta ante nosotros, abierta a todos y con su recompensa: el Cielo. Participa con paciencia de la carrera hoy, y alcanza la meta.

Por lo tanto, nosotros también, que tenemos a nuestro alrededor tan grande nube de testigos, deshagámonos de todo lastre, y del pecado que nos embauca, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. 

Hebreos 12:1 (RV 2020)

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