Levantarse para edificarse en Cristo
Pero yo les respondí: —El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros, sus siervos, nos levantaremos y edificaremos…
Nehemías 2:20a (RV 2020)
Frente a la burla y desprecio que Nehemías recibió, y en oposición a su voluntad de reconstruir los muros, él estuvo seguro con Dios. Todo lo que pasas, los desafíos que enfrentas, todos te ponen en el camino apropiado de hacer la voluntad de Dios, Él te fortalece.
Toda casa es hecha por alguien; pero el que hizo todas las cosas es Dios. Por un lado, Moisés a la verdad fue fiel en todo lo relacionado con la casa de Dios, aunque solo como siervo para testimonio de lo que se iba a decir. Pero, por otro lado, Cristo, en calidad de Hijo, está a cargo de la casa de Dios. Y esta casa somos nosotros mismos, si mantenemos firme la confianza y la alegría que brota de la esperanza.
Hebreos 3:4–6 (RV 2020)
Cristiano/a, forma tú una firme y renovada confianza en Dios y en Su Palabra, ya que en Cristo somos “la casa de Dios”, si cada uno mantiene “firme la confianza y la alegría que brota de la esperanza”; si Nehemías deseó reconstruir los muros, debemos edificarnos como casa espiritual.
También vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo.
1 Pedro 2:5 (RV 2020)
Y, siguiendo el contexto del AT en Nehemías, debemos reforzar nuestro celo y determinación de perseverar (Nehemías 2:18), “esforzar las manos para bien” en los propósitos de Dios; así, tener el mejor esfuerzo personal, que te edifiques en Cristo para morada de Dios en Él (Efesios 2:22).
Por eso, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, cuya principal piedra angular es Jesucristo mismo. En él todo el edificio, bien ensamblado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor. En Cristo vosotros también sois edificados en unión con él para ser la morada de Dios por medio del Espíritu Santo.
Efesios 2:19–22 (RV 2020)
Sí, como un edificio debemos “ser construidos” (crecer, edificados en Cristo), “para ser un templo santo en el Señor” (Efesios 2:21) y “edificados en unión con él” (verso 22). Por ello, el deseo de edificar (como el de Nehemías) se concreta en tu vida presente.
Sabemos que si se deshace la casa terrenal, esta tienda que es nuestro cuerpo, Dios nos tiene preparado en los cielos un edificio, una casa eterna, no hecha por manos humanas. Y por esto también gemimos pues deseamos ser revestidos de aquella nuestra casa celestial, porque así se nos encontrará vestidos y no desnudos. Asimismo los que estamos en esta tienda gemimos con angustia, pues no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Pero Dios es el que nos hizo para esto mismo, y quien también nos ha dado la garantía del Espíritu.
2 Corintios 5:1–5 (RV 2020)
Necesitas y debes edificar tu vida espiritual en Cristo, ésa es la mayor responsabilidad de un/a hijo/a de Dios. Así, gemir (esforzado/a) “pues deseamos ser revestidos de aquella nuestra casa celestial” (2 Corintios 5:2); Pablo dice: “Dios es el que nos hizo para esto mismo” (verso 5).
Así ya no seremos niños fluctuantes, arrastrados para todos lados por todo viento de doctrina y por aquellos que para engañar emplean con astucia las artimañas del error. Más bien, al seguir la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien articulado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la función propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
Efesios 4:14–16 (RV 2020)
Sí, dejando de ser “niños” no seremos arrastrados por los que “para engañar emplean con astucia las artimañas del error” (Efesios 4:14), sino que al seguir “la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (verso 15). Dios nos quiere edificados.
Cristiano/a, debes trabajar con el cuerpo de Cristo (Su iglesia), en “ayuda mutua” según tu función y recibir el “crecimiento para ir edificándose en amor” (Efesios 4:16). Levántate y edifica tu vida espiritual con la guía fiel de Dios; y si no eres de Cristo, ven a Él hoy.
Entonces, les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena conmigo, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Ellos respondieron: —¡Levantémonos y edifiquemos!
Así, esforzaron sus manos para bien.
Nehemías 2:18 (RV 2020)
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