En ti me complací
Complacer a Dios (Temporada I)
Y de los Cielos vino una voz: Tú eres mi Hijo amado; en Ti me complací.
Marcos 1:11 (BTX IV)
El aoristo —complací, es muy importante. Expresa una acción puntual, en este caso, acontecida antes de la fundación del mundo →Sal. 40:6–7; Is. 42:1; Mt. 12:18; 17:5; Mr. 9:7; Lc. 9:35; Jn. 3:16. (BTX IV)
¿Cómo te suenan estas palabras dichas a Jesús desde el cielo? Seguro que son impresionantes, ¿puedes complacer a Dios?
En términos de eternidad, nuestro Salvador tuvo propósito para su vida física, Él vino a hacer la voluntad del Padre. Aún antes de llegar a la cruz y mientras estuvo caminando en esta tierra como hombre, Jesús complacía a Dios.
Y descendió con ellos y fue a Nazaret, y estaba sujeto a ellos.
Y su madre guardaba todas las palabras en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en favor para con Dios y los hombres.
Lucas 2:51–52 (BTX IV)
Ya con 12 años Jesús crecía en favor para con Dios, el contexto revela su necesidad: “estar en lo de mi Padre” (verso 49), José y María no lo entendían (verso 50), aún así estuvo sujeto a ellos (verso 51). ¿Cuándo nos damos cuenta de esta necesidad en nuestra vida?: estar en los negocios del Padre (VRV60).
Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos amados, y andad en amor, como Cristo también nos amó, y se entregó por nosotros en ofrenda y sacrificio a Dios como olor fragante.
Efesios 5:1–2 (BTX IV)
Todo/a cristiano/a es mandado a imitar al Padre celestial teniendo como motor el amor a Dios: “como hijos amados”. ¿Por qué no complacer a Dios con nuestra vida? Cada día hay oportunidad, ser un sacrificio de olor fragante ante Él es la vida de adoración de uno/a en Cristo (Romanos 12:1).
Así que os exhorto, hermanos, por las misericordias de Dios, a presentar vuestros cuerpos como un sacrificio que está viviendo santa y agradablemente ante Dios; esta es vuestra adoración verdadera. Y no os adaptéis a este mundo, sino sed transfigurados por la renovación de la mente para que discernáis cuál es la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios.
Romanos 12:1–2 (BTX IV)
Pablo dice que necesitamos esforzarnos por no “adaptarnos” a este mundo, que debemos ser “transfigurados” (cambiados en nuestra figura interna, nuestro ser interior) por renovar nuestra mente en los propósitos eternos de Dios; y el Hijo vino a hacer la voluntad del Padre según lo revelado en Su palabra escrita.
Sacrificio y ofrenda no te agradan, Pero me preparaste un cuerpo, Ofrenda expiatoria no has demandado, Entonces dije: ¡He aquí, vengo! En la cabecilla del rollo está escrito acerca de mí: Oh Elohim mío, el hacer tu voluntad me ha agradado,
Y tu ley está en mis entrañas.
Salmo 40:6–8 (BTX IV)
Si, hoy podemos darle propósito a nuestras vidas, complacer a Dios al buscar y obedecer Su voluntad revelada, que el temor de Dios sea parte de tu ser cada día. Esperar confiadamente en la misericordia divina tiene más que preciosos beneficios y uno de ellos es complacer a Dios: Hazlo.
Yhvh se complace en los que le temen, Los que con ansia esperan en su misericordia.
Salmo 147:11 (BTX IV)
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[Esta serie de lecciones es un recorrido espiritual de la Iglesia de Cristo en Los Olivos (Lima, Perú) para el presente año, con el propósito de crecer y madurar en la fe preciosa de Jesucristo. Gracias por acompañarnos en este propósito… ¡adelante y hacia arriba!]
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