La maldad en este mundo
Niñitos, nadie os engañe: El que practica la justicia es justo, como Él es justo; el que practica el pecado es del diablo, pues el diablo peca desde un principio. Para esto fue manifestado el Hijo de Dios: para que destruyera las obras del diablo.
1 Juan 3:7–8 (BTX IV)
No debes ser engañado/a en tu vida de fe, ¿crees en Dios y piensas que Él permite la maldad en este mundo? Nuestra vida fue diseñada por Dios para que vivamos en Su justicia y no en la maldad, como ves hoy en este mundo, porque todos buscan aprobación de sus hechos malos.
Nadie que es tentado, diga: Soy tentado por Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni Él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado cuando es atraído y seducido por la propia concupiscencia. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, engendra pecado, y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
Santiago 1:13–15 (BTX IV)
Dios no ha creado la maldad y no somos “tentados” por Él, todas las “pruebas” de esta vida no provienen de Dios porque Él es luz y no hay tinieblas en Él (1 Juan 1:5); sino que, la maldad procede del pecado, introducido desde el principio por Satanás (Juan 8:44; 1 Juan 3:8, 12).
Porque en Él fueron creadas todas las cosas, En los Cielos y en la Tierra, Las visibles y las invisibles: Tronos o dominios o principados o potestades, Todas las cosas han sido creadas por Él y para Él, Y Él es antes de todas las cosas, Y todas las cosas subsisten en Él…
Colosenses 1:16–17 (BTX IV)
Dios creó todo lo bueno (Génesis 1:31) haciéndolo así con el único propósito de que tengamos una vida plena sustentada por Él y en Él, desde entonces y hasta hoy. Y, las personas eligieron hacer el mal (2 Pedro 2:4; Judas 6), pero Jesús vino a vencer todo el mal de Satanás (Hebreos 2:14-15).
Sed sobrios, velad; vuestro acusador, el Diablo, anda como león rugiente buscando a quien devorar. Resistidle pues, firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestra hermandad en el mundo.
1 Pedro 5:8–9 (BTX IV)
Si, tristemente la maldad es una realidad del tiempo presente y en todo lugar de este mundo, por lo cual debemos mantenernos atentos (sobrios) y despiertos (velar) espiritualmente, porque el diablo es nuestro adversario; y, debemos resistirles firmes en la fe preciosa de Jesucristo.
¿De dónde surgen guerras y de dónde contiendas entre vosotros? ¿No es de allí, de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis, asesináis, ardéis de envidia,y no sois capaces de alcanzar; lucháis y guerreáis; no tenéis lo que deseáis, porque no pedís; pedís y no recibís, porque pedís mal, para derrochar en vuestros deleites.
Santiago 4:1–3 (BTX IV)
Una pregunta honesta nos aborda: ¿alguna vez tendremos paz permanente en nuestra vida? Mientras haya hombres y mujeres viviendo en pecado siempre habrá guerras, disputas y maldad. Hoy Jesús te ofrece paz interior, y no una paz exterior (Juan 14:27; 16:33), ¡ven a Él!
Por nada estéis angustiados, antes bien, por la oración y la súplica, en todo sean conocidas ante Dios vuestras peticiones con acción de gracias, y la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:6–7 (BTX IV)
Si, Dios nos proveyó desde el principio una condición de vida que llegue a ser plena, mientras mantienes una dependencia continua en Él, Su paz “que sobrepuja todo entendimiento” guarda tu corazón y pensamientos “en Cristo Jesús”.
Hoy tienes a la mano y a tu disposición el poder vivir en los propósitos de Dios para tu vida, en Cristo Jesús; no dejes de lado esta mejor opción para tu vida, antes de optar por vivir (como la gran mayoría) sólo en la maldad de este mundo. Escucha hoy Su llamado, recuerda: Él murió por ti.
Así que, por cuanto los hijos fueron consubstanciales con sangre y carne, de igual manera Él también participó de lo mismo, para que hiciera ineficaz por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al Diablo, y librara a los que, por temor de la muerte, están sujetos a vivir en esclavitud…
Hebreos 2:14–15 (BTX IV)
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