Crecimiento dado por Dios

 


Porque ¿qué es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de quienes habéis creído; y eso según lo que a cada uno le dio el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.

1 Corintios 3:5–6 (RV 2020)


No permitamos que el error, la división, o la falsa enseñanza nos quite nuestra salvación. Unidos a Cristo, siendo cabeza de Su iglesia creceremos, según Dios nutre y nos hace crecer en Su Palabra. 


Que nadie os prive de vuestro premio alardeando de humildad y de rendir culto a los ángeles, entrando en detalles de cosas que no han visto; están llenos de orgullo debido a su mentalidad carnal; pero no están unidos a la Cabeza, por medio de la cual todo el cuerpo, a través de las coyunturas y ligamentos, se nutre y crece con el crecimiento que da Dios. 

Colosenses 2:18–19 (RV 2020)


Es necesario crecer espiritualmente. Todo cuerpo vivo crece; el cuerpo de Cristo también. Dios es quien nos encamina en Sus propósitos. Nuestra preciosa fe nos permite crecer en Él, mientras hacemos Su voluntad para salvación. 


Si el oro, que es perecedero, se prueba con fuego, cuánto más vuestra fe, que es de más valor, debe ser sometida a prueba. Así, al ser probada, vuestra fe se convertirá en motivo de alabanza, gloria y honra cuando se manifieste Jesucristo. Vosotros, que lo amáis sin haberlo visto, y que creéis en él aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso, pues estáis alcanzando la meta de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas. 

1 Pedro 1:7–9 (RV 2020)


En la iglesia local todos debemos servir al Señor, pero sólo Dios provee el crecimiento (1 Corintios 3:5-6). En Su Palabra tenemos el medio perfecto para el crecimiento espiritual, habiendo sido purificados en la obediencia a la verdad: el Evangelio de Jesucristo. Su Palabra vive y permanece eternamente.


Al obedecer a la verdad, mediante el Espíritu, habéis purificado vuestras almas para amaros sinceramente como hermanos. Así que amaos unos a otros entrañablemente, con corazón puro, pues habéis nacido de nuevo, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre, porque: Toda carne es como hierba y toda la gloria del hombre como flor de la hierba; la hierba se seca y la flor se cae, mas la palabra del Señor permanece para siempre. 

Y esta palabra es el evangelio que se os ha anunciado. 

1 Pedro 1:22–25 (RV 2020)


¿Entiendo la importancia de crecer? Si no lo hago estaré en riesgo de perder mi alma en el pecado; sin salvación. Debemos estar atentos (en guardia), y antes de caer debemos crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Salvador: Jesucristo. A Él siempre toda la gloria. 


Así que vosotros, amados, puesto que ya sabéis todo esto de antemano, estad en guardia, no sea que arrastrados por el error de esos malvados seáis engañados y caigáis de vuestra firme posición. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén. 

2 Pedro 3:17–18 (RV 2020)


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