Dios nos llama a celebrar
Habiendo oído esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: —¡Dichoso aquel que sea invitado a comer pan en el reino de Dios!
Lucas 14:15 (RV 2020)
Hay lugar para ti en el reino. ¿Si Dios te invita, vendrás a la fiesta? Muchos no desean aceptar la invitación divina, para participar de Su Reino eterno.
Jesús le dijo: —Un hombre hizo una gran cena e invitó a muchos. A la hora de cenar, envió a su siervo a decir a los invitados: «Venid, que ya todo está preparado». Pero todos ellos, uno por uno, comenzaron a excusarse. El primero dijo: «He comprado un terreno y necesito ir a verlo. Te ruego que me excuses». Otro: «He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego que me excuses». Y otro: «Acabo de casarme y por tanto no puedo ir».
Lucas 14:16–20 (RV 2020)
¿Cuál sería tu excusa? Se le dijo al siervo que trajera al pobre, al lisiado, al cojo, al ciego, y que fuera por los caminos y los vallados y los obligara a entrar (Lucas 14:21, 23). Dios quiere que Su casa se llene.
El siervo le informó: «Señor, se ha hecho como mandaste y aún quedan lugares vacíos». El señor respondió: «Ve por los caminos y por los cercados y oblígalos a venir para que se llene mi casa.
Lucas 14:22–23 (RV 2020)
Los invitados originalmente fueron los judíos, hoy los gentiles (de toda nación en el mundo), están invitados a la fiesta; hay lugar en el reino de Dios para todos los que vendrán.
Pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Gálatas 3:27–28 (RV 2020)
En su reino no hay lugar para las diferencias. El Evangelio es para todos los que creen y obedecen al llamado de Dios. No podemos ni debemos prejuzgar quién vendrá y quién no vendrá a la fiesta.
Hermanos, fijaos en vosotros mismos que fuisteis llamados, y veréis que no hay muchos sabios según los criterios humanos, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. Al contrario, Dios escogió lo que el mundo considera locura para avergonzar a los sabios; y Dios escogió a los que el mundo tiene por débiles para avergonzar a los fuertes; y Dios escogió lo despreciable del mundo y lo menospreciado; y lo que no es, para anular lo que es, para que nadie se jacte en su presencia.
1 Corintios 1:26–29 (RV 2020)
Pero, el rechazo a la invitación de Dios conlleva exclusión: “Porque os digo que ninguno de los que estaban invitados llegará a probar mi cena” (Lucas 14:24). Rechazar el llamado del Señor es hacer que el Señor nos rechace (Mateo 7:21-23)
Oídas estas cosas y compungido su corazón, preguntaron a Pedro y a los otros apóstoles: —Hermanos, ¿qué debemos hacer? Pedro les respondió: —Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesús el Cristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. La promesa es para vosotros, para vuestros hijos y para todos los que están lejos: es decir, para cuantos el Señor nuestro Dios llame. Con otras muchas palabras daba testimonio y los exhortaba diciendo: —Poneos a salvo de esta perversa generación.
Hechos 2:37–40 (RV 2020)
La salvación y el llamado de Dios está disponible para todos. Para ser parte del Reino es necesario la obediencia a Su llamado a través del bautismo para el perdón de pecados. No desechar a Dios ni a Su Palabra, como Israel en el AT.
¡Que nadie acuse ni reprenda a otro! Tu pueblo es como los que resisten al sacerdote. Tropezarás por tanto en pleno día, y de noche tropezará contigo el profeta, y a tu madre destruiré. Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; puesto que olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. Cuanto más aumentaban en número, más pecaban contra mí; pues también yo cambiaré su gloria en infamia.
Oseas 4:4–7 (RV 2020)
Puedes gozar y alegrarte en el gozo de la salvación, el Señor en unión eterna con Su iglesia nos permite una vida santificada y en justicia. Hay lugar para ti en Su Reino: la Iglesia de Cristo.
Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de un gran caudal de agua y como el retumbar de potentes truenos, que decía: —¡Aleluya!, porque el Señor, nuestro Dios Todopoderoso, reina. Gocémonos, alegrémonos
y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente. Y es que el lino fino significa las acciones justas de los santos.
Apocalipsis 19:6–8 (RV 2020)
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