El Reino de Dios y de Cristo
Sabéis muy bien que ningún inmoral o inmundo o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
Efesios 5:5 (RV 2020)
Cristo es un rey y tiene un reino: Su iglesia. Su reino es idéntico al reino de Dios. Él reina como el Señor bajo Dios, el Padre. La autoridad conferida a Jesús es autoridad delegada.
Jesús se acercó y les dijo: —Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Mateo 28:18 (RV 2020)
El Padre le confirió autoridad después de Su resurrección de entre los muertos. Esta verdad fue confirmada por el NT. Dios sujetó todo poder bajo sus pies, “cabeza sobre todas las cosas a la iglesia” (Efesios 1:22)
Porque es preciso que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el último enemigo que será destruido es la muerte, porque Dios sujetó todas las cosas debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas están sujetas a él, está claro que se exceptúa a aquel que sujetó a él todas las cosas.
1 Corintios 15:25–27 (RV 2020)
Al pertenecer al reino de Cristo estamos en el reino de Dios aquí en la tierra, que es la iglesia del Señor. Nos mantenemos fieles por alcanzar “amplia entrada” en Su reino eterno.
Por tanto, hermanos, procurad mucho más (por buenas obras) fortalecer vuestra vocación y elección, pues al hacerlo, jamás caeréis. De esta manera os será otorgada amplia entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
2 Pedro 1:10–11 (RV 2020)
Cristo ha vencido este mundo en fidelidad a Dios el Padre y se sentó en Su trono. Para que participemos de su reinado (sentarnos con Él en Su trono) debemos ser fieles y vencer este mundo.
Al vencedor le concederé que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.
Apocalipsis 3:21 (RV 2020)
Necesitamos vivir de acuerdo con el reino al que pertenecemos, si estamos “en Cristo”. Nuestra condición espiritual nos permite tener vida por su Espíritu, para alcanzar vida eterna.
Pero vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, pues el Espíritu de Dios habita en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo en realidad está muerto a causa del pecado, el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús habita en vosotros, el que levantó a Cristo de los muertos también dará vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros.
Romanos 8:9–11 (RV 2020)
El gobierno conjunto de Dios y Cristo en el reino fue reconocido por el apóstol Pablo diciendo que un pecador no “tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios” (Efesios 5:5). Necesitamos poner la mira en el cielo, donde la gloria de Su Reino nos espera. ¿Estás en Su Reino?
Poned la mira en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
Colosenses 3:2–4 (RV 2020)
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