Nuestra fuerza, sólo en Dios
Esta es la confianza que tenemos ante Dios por medio de Cristo. No que seamos capaces por nosotros mismos, como para pensar que es algo que surge de nosotros mismos; sino que nuestra capacidad es de parte de Dios…
2 Corintios 3:4–5 (RV 2020)
Hay ocasiones en que las fuerzas nos abandonan; alguien nos dirá: ¡Fuerza!, por darnos ánimo. Sólo Dios ayuda en lo que es Su voluntad para nosotros (Romanos 8:28) y Él verá que podamos hacerlo de la manera correcta.
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, es decir, a los que son llamados conforme a su propósito.
Romanos 8:28 (RV 2020)
Amar a Dios es la forma correcta de buscar Su ayuda y permanecer en Sus propósitos para nuestra vida. Sí, en Cristo es posible superar toda condición (Filipenses 4:13), necesidad espiritual y física.
Sé vivir humildemente y sé tener abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener abundancia como a sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Filipenses 4:12–13 (RV 2020)
Si Dios me guía nunca debo temer (Salmo 23), Él es quien conforta mi alma y me conduce “por sendas de justicia” (Salmo 23:3). Dios me fortalece cuidando de mi.
El Señor es mi pastor, nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma. Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Salmo 23:1–3 (RV 2020)
Implica NO avergonzarnos de Jesús, sino mantener mi fe en Él delante de los hombres (Lucas 12:8–9). Dios espera que obedezcamos a Su Palabra y no le neguemos (Apocalipsis 3:8)
Os digo, además, que todo aquel que dé testimonio de mí delante de los demás, también el Hijo del Hombre dará testimonio de él delante de los ángeles de Dios. Y todo aquel que me niegue delante de los demás será negado delante de los ángeles de Dios.
Lucas 12:8–9 (RV 2020)
Sus fuerzas nos acompañan cuando hacemos Su voluntad; debo ser parte de Su Reino: la iglesia del Señor. Así es como Él abre el ingreso celestial a la eternidad para nosotros, y “… aunque tienes poca fuerza” espera nuestra obediencia.
—Yo conozco tus obras. He puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar, pues aunque tienes poca fuerza, has obedecido mi palabra y no has negado mi nombre.
Apocalipsis 3:8 (RV 2020)
Dios quiere que seamos valientes en Su Hijo Jesucristo, porque podemos ser fuertes en Él. Nos llama para oír Su voz y le permitamos tener comunión con Él. Sí, puedo ser un vencedor como Jesucristo.
Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo. Al vencedor le concederé que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.
Apocalipsis 3:20–21 (RV 2020)
Salir de esta vida siendo un vencedor me otorga el privilegio de heredar “todas las cosas” eternas (Apocalipsis 21:7), también me concede reinar con Jesucristo por la eternidad (Apocalipsis 3:21). ¡Gloria a Dios!
Os he dicho estas cosas para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad: yo he vencido al mundo.
Juan 16:33 (RV 2020)
¿Sin fuerzas?, sólo en Jesucristo, nuestro Salvador y Dios (Tito 2:13) podemos tener paz, aunque tengamos aflicciones en esta vida (Juan 16:33); debo confiar en Su fortaleza: Él es un vencedor. Me fortalezco “en el poder de su fuerza”.
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza.
Efesios 6:10 (RV 2020)
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