Mi comunión con Dios


 

Este es el mensaje que hemos oído de él y os anunciamos: Dios es luz, y en él no hay ninguna oscuridad. Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en oscuridad, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado. 

1 Juan 1:5–7 (RV 2020)


No hay ninguna condición de oscuridad (ni de pecado) en Dios. Pensar que Dios estará complacido y nos aceptará mientras pecamos contra Él no tiene ningún sentido. Por ello, con tiempo debes ponerte a cuentas con Dios, confesar tus pecados y pedir Su perdón; así, la sangre de Cristo te limpia de todo pecado (“de toda maldad”).


Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. 

1 Juan 1:8–9 (RV 2020)


Juan usa esta porción de su epístola para decirnos que no pequemos (1 Juan 2:1), “estas cosas os escribo para que no pequéis”. Dios es Santo y debemos ser santos para tener una relación con Él (1 Pedro 1:16). No te engañes a ti mismo/a creyendo de que un poco de pecado está bien para Dios: "… en Él no hay ninguna oscuridad" (1 Juan 1:5). 


Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais cuando estabais en vuestra ignorancia. Al contrario, así como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir, porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. 

1 Pedro 1:14–16 (RV 2020)


Tu vida en Cristo está definida y dirigida por Dios y la luz de Su Palabra. Cuando eliges caminar en la luz (practicar la verdad) disfrutarás (sólo entonces) de una comunión con Dios y con Sus hijos/as. Piénsalo, si dices que tienes comunión con Dios y andas (vives) en oscuridad (en el pecado) mientes (1 Juan 1:6), y si dices que no pecas haces a Dios un mentiroso, ¿eso quieres?


Recuerda, Jesucristo es la propiciación por nuestros pecados (y sólo en Él); ninguno se encuentra apto para una verdadera comunión con Dios sin la sangre de Cristo, que limpia nuestros pecados (1 Juan 1:7). Ten una real comunión con Dios a través de estar limpio/a en la sangre de nuestro Salvador y Abogado.


Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Pero si alguno ha pecado, tenemos un abogado ante el Padre, a Jesucristo, el justo. Él es la propiciación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. 

1 Juan 2:1–2 (RV 2020)


#losolivosiglesiadecristo

#losolivosidc

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sana doctrina apostólica

Feliz cumplimiento de nuestra esperanza

Mi sana comunión con Dios