En comunión con Dios
Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.
2 Corintios 13:14 (RV 2020)
Cada cristiano/a fiel puede vivir a diario bajo la Gracia de Dios, gozando de la comunión del Espíritu en Jesucristo. Entonces, ¿por qué no hacerlo, vivir una comunión verdadera con un Dios de Amor y Misericordia, en Su voluntad? Necesitamos dar gracias a Dios porque nos permite ser partícipes de Su Comunión en Cristo.
… porque todos sois hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús. Pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Gálatas 3:26–28 (RV 2020)
Por la fidelidad de Dios tenemos un llamado a tener comunión con Jesucristo (1 Corintios 1:9), participando de este llamado (en la luz de Dios) podemos estar unidos con el Padre, el Hijo y los hermanos en la fe (1 Juan 1:3, 5), y sólo es posible alcanzarlo cuando estás “revestido” de Cristo (Gálatas 3:27).
Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y que nuestra comunión sea con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos para que vuestro gozo sea completo. Este es el mensaje que hemos oído de él y os anunciamos: Dios es luz, y en él no hay ninguna oscuridad.
1 Juan 1:3–5 (RV 2020)
Sí, puedo estar unido a Cristo y ser Su morada siendo un edificio en unión con Cristo, para que habite Dios (Efesios 2:21–22). Un edificio construido sobre la autoridad de Cristo para hacer todo en Su Nombre (por Su autoridad), en gratitud continua a Dios, quien nos permite Su comunión.
Que en vuestros corazones reine la paz de Dios, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad al Señor salmos, himnos y cánticos espirituales, con corazones agradecidos. Y todo lo que hagáis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, y dad gracias a Dios Padre por medio de él.
Colosenses 3:15–17 (RV 2020)
Entonces, este tipo de comunión verdadera no permite vivir en las tinieblas, en el pecado (1 Juan 1:6; 2:1); porque ahora estamos en relación con la luz de Dios (1 Juan 1:5), así es como la sangre de Cristo se aplica a mi vida para mantener Su comunión conmigo (1 Juan 1:7, 9). La relación de comunión con el Padre celestial resulta en que llegamos a ser parte de Su familia.
Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Por eso, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, cuya principal piedra angular es Jesucristo mismo.
Efesios 2:18–20 (RV 2020)
Recuerda, Dios es quien provee Su santa comunión para participar de ella, necesitamos vivir en Su preciosa comunión, bajo Sus instrucciones y haciendo Su voluntad con nuestras vidas. Porque sólo Dios puede mantenernos “firmes hasta el fin”, irreprensibles.
Estando en comunión con Dios puedo vivir seguro a diario (1 Corintios 1:8), el Señor puede venir en cualquier momento por Su iglesia (porque Su regreso es inminente), el llamado de Dios a Su comunión me mantiene firme hasta aquél día. !Gracias a Dios¡
Él os mantendrá firmes hasta el fin, para que seáis irreprensibles el día que nuestro Señor Jesucristo regrese. Fiel es Dios, quien os ha llamado a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro.
1 Corintios 1:8–9 (RV 2020)
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