Dios no se complace en la maldad
Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti.
Salmo 5:4 (RV 2020)
¿Sabías que Dios expresa una correcta y total aversión hacia el mal? Él detesta la maldad que hay en el hombre (que vive en él o en ella); en cambio, Su Palabra nos guía a no ser parte de la maldad que “reina” en este mundo, con sus injusticias y malos deseos. Dios aborrece el pecado que hay en tu vida.
Que entre vosotros no haya ningún inmoral o sacrílego, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Ya sabéis que aun después, cuando deseó heredar la bendición, fue desechado, y por más que la imploró con lágrimas, ya no pudo arrepentirse de lo que había hecho.
Hebreos 12:16–17 (RV 2020)
En Su Palabra aprendemos que Dios detesta a los hombres cuando son profanos (inmorales y sacrílegos); quienes no aprecian las bendiciones que Él provee para nuestra vida, si no que como Esaú las venden (negocian) como algo de poco valor, con cosas que “satisfacen” momentáneamente.
Seis cosas aborrece el Señor, y aun siete le son abominables: los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos que derraman sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies que corren presurosos al mal, el testigo falso, que dice mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.
Proverbios 6:16–19 (RV 2020)
Sí, hay cosas que Dios odia (detesta) en los hombres. Él aborrece a los que obran la iniquidad con sus vidas (Salmo 11:5–7). Dios rechaza a su pueblo que vive infiel (Salmo 78:58–59); y, aborrece la hipocresía religiosa (Amós 5:21–24). Porque Dios examina nuestro corazón, pone a prueba nuestros pensamientos.
Blasfemias dicen ellos contra ti; tus enemigos toman en vano tu nombre. ¿No odio, Señor, a los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos? Los aborrezco por completo,
los tengo por enemigos. Examíname, Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos. Ve si hay en mí camino de perversidad y guíame en el camino eterno.
Salmo 139:20–24 (RV 2020)
¿Qué hacer con mi vida?, aprender de Dios las actitudes y acciones que Él no aprueba (que aborrece y detesta) para no hacerlas. Dios no se complace en la maldad, ya que Él no diseñó nuestras vidas para vivir en el pecado, la paga del pecado es muerte y Su don es para vida eterna en Cristo (Romanos 6:23).
Entonces, debemos conocer bien Su voluntad y hacer las decisiones y acciones correctas con nuestras vidas, guiados por Su voluntad perfecta. Buscando hacer y cumplir lo que Dios ama y desea para mí alcanzaré Su salvación eterna en Jesucristo, es Su promesa al obedecer el Evangelio.
Los insensatos no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad. Destruirás a los que hablan mentira; al sanguinario y engañador abominará el Señor.
Salmo 5:5–6 (RV 2020)
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