En la sana doctrina apostólica


Los que aceptaron su palabra fueron bautizados. Aquel día se añadieron alrededor de tres mil personas. Se mantenían fieles a las enseñanzas de los apóstoles y en la comunión, en el partimiento del pan y en las oraciones. 

Hechos 2:41–42 (RV 2020)


Sí, hoy en día hay muchas cosas en este mundo que amenazan la existencia y la obra de la iglesia del Señor. ¿Cómo será posible que la iglesia local pueda mantenerse fuerte y firme en el servicio de Cristo? (Filipenses 1:27). Necesita respetar completamente la autoridad divina: Jesucristo (Mateo 28:18).


Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñadles a guardar todas las cosas que os he mandado. Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. 

Mateo 28:19–20 (RV 2020)


Sólo a Jesús se le ha dado toda la autoridad tanto en el cielo como en la tierra (Mateo 28:18), y debemos observar todas las cosas que Él mandó (Mateo 28:19-20), directamente o a través de Sus apóstoles. Cristo es la cabeza de la iglesia y debe estar sujeta a Él (Efesios 5:23-24), cada cristiano(a).


Solamente os ruego que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que, sea que vaya a veros o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, que combatís unánimes por la fe del evangelio y sin dejaros intimidar por los que se oponen. Para ellos ciertamente es indicio de perdición, pero para vosotros de salvación; y esto procede de Dios. 

Filipenses 1:27–28 (RV 2020)


Entonces, como cristiano/a debes ser digno/a del Evangelio de Cristo, firmes y combativos (esforzados) en la unidad de la fe, recibir a los apóstoles de Cristo (Juan 13:20), quienes fueron enviados como Sus embajadores (2 Corintios 5:20); únicos inspirados por el ES, en toda la verdad (Juan 14:26; 16:12-13).


Si alguno enseña otra cosa y no se adhiere a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que es conforme a la piedad, está cegado por el orgullo, no sabe nada, está enfermo de controversias y discusiones, de las que nacen envidias, pleitos, calumnias, sospechas malignas y altercados continuos, propios de personas de mente corrupta, privados de la verdad, y que piensan que la piedad es un negocio. 

1 Timoteo 6:3–5 (RV 2020)


Los apóstoles enseñan las “sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo”, y “la doctrina que es conforme a la piedad”. Y, quienes no son fieles  a sus enseñanzas (Hechos 2:42), obran en el error (por no seguir sus doctrinas), todos ellos tristemente hacen negocio de la fe por estar “cegados” (1 Timoteo 6:3-5).


Y también todos los que quieren llevar una vida piadosa en Cristo padecerán persecución; pero los hombres malvados y los impostores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Así que tú, mantente firme en lo que has aprendido y te ha sido encargado, pues sabes de quién has aprendido… 

2 Timoteo 3:12–14 (RV 2020)


Impostores vienen y van, e irán siempre “de mal en peor, engañando y siendo engañados”; tú, ¿estás firme en la Palabra de Dios? ¿Sabes?, los escritos de los apóstoles son “mandamientos del Señor" (1 Corintios 14:37), para llegar a tener la revelación divina (Efesios 3:1-5).


Hijitos, vosotros sois de Dios y habéis vencido a esos falsos profetas, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan de las cosas del mundo y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. Por esto conocemos cuál es el espíritu de la verdad y cuál es el espíritu del error. 

1 Juan 4:4–6 (RV 2020)


Tengamos presente, los apóstoles de Cristo escribieron sus epístolas para que siempre podamos tenerlas con nosotros y recordarlas (2 Pedro 1:12-15; 3:1-2). Debemos estar firmes y retener la doctrina enseñada por ellos (2 Tesalonicenses 2:15), no vivir en el error. 


La iglesia del siglo I se mantuvo fiel en la enseñanzas apostólica (Hechos 2:42), en toda la voluntad de Dios. El día de hoy también podemos vivir en toda la potestad (autoridad) y verdad de Jesús, a través de Sus mandamientos, el ejemplo apostólico aprobado y la inferencia necesaria en el contexto del NT.


Jesús se acercó y les dijo: —Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 

Mateo 28:18 (RV 2020)


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